lunes, 22 de diciembre de 2014

Billete sin destino, sin vuelta.

Un billete, un billete de ida pero no de vuelta, sin un destino fijo. Irme, quiero irme y no volver. ¿Sabéis lo que daría por ello? Todo, lo daría todo… Pero no tengo nada. No tengo nada que dar ni que ofrecer. ¿Irme es huir? ¿Huir es rendirme? ¿Rendirme es ser cobarde? No. Quizás irme si sea una manera de huir, huir de mi alrededor, pero que huya no significa que me rinda. Es más, empezar de cero no es cobarde, es valiente. No todos son capaces de empezar de cero, no todos se atreven a hacerlo. ¿No estáis cansados de vuestro alrededor? ¿No estáis cansados de hacer siempre lo mismo, de ver siempre lo mismo y de hacer lo mismo? ¿No estáis cansados de ser vosotros? Yo sí, estoy cansado. Quiero continuar pero no tengo suficiente fuerza para hacerlo. Tengo la sensación de que me muevo por inercia y no por mí mismo. Estoy cansado de intentar quedar bien con todos, de que todos tengan una buena imagen de mí, y que todo sea en vano. Estoy cansado de ser como los demás quieren que sea. ¿No deberían aceptarme tal y como soy y no querer cambiarme? ¿No se supone que los amigos se apoyan? No voy a cambiar. Soy un borde, asumidlo y punto. Estoy cansado de que día tras día se quejen de ello, de que intenten que cambie. No, me he rendido. Soy así, ¿qué queréis que le haga? ¿Me pego un tiro por borde? No, lo siento pero no. Un día me iré o huiré, como queráis llamarlo, y nadie más tendrá que soportarme. Me alejaré de todo y de todos, empezaré de cero y esta vez todo será mejor, lo tiene que ser.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Perdón.

Hoy quiero pedir perdón.
Perdón por no ser suficiente.
Perdón por ser un borde.
Perdón por ser una noche fría y helada.
Perdón por no demostrar cariño hacía los demás.
Perdón por no ser lo que necesitáis.
Perdón por ser un estorbo.
Perdón por ser un eco perdido en una oscura cueva sin fin.
Perdón por no hacer todo lo posible por vosotros.
Perdón por ser una oscura alma, un alma a la que nadie puede apreciar.
Perdón por perderme en tus ojos.
Perdón por enamorarme, por destrozarme, por romperme y no reconstruirme.
Perdón por estar perdido, perdido en un bosque oscuro, en mi cabeza.
Perdón por ser algo absurdo, algo sin sentido, algo incomprendible.
Perdón por cerrarme, por crear una barrera inexpugnable, por no mostrarme como verdaderamente soy.
Perdón por tener que soportarme.
Perdón por perderte poco a poco, por dejar que te alejaras, por alejarme yo.
Perdón por dejar que me tragara la soledad.
Perdón por esos monstruos y esas sombras que me consumieron.
Perdón por mentir, por decir que te había olvidado cuando tu recuerdo sigue consumiéndome.
Perdón por dejar que encendieras la llama donde solo quedaban ascuas.
Perdón por no apreciaros tal y como lo merecéis.
Perdón por mi existencia, por mi ser o lo que queda de él.
Perdón por ser yo, por no ser otra persona.

Lo siento, de verdad. Siento ser imperfecto, siento no ser suficiente, por no hacer lo suficiente. Lo siento de verdad y siento haberme convertido en hielo.

C.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Incomprendidos, hagamos nuestro propio puzle.

Siempre he tenido la extraña sensación de que no encajo en ningún sitio. En todas las personas veo un patrón, algo que les hace encajar… Y yo no tengo ese patrón. Hay un patrón predeterminado en la mayoría de personas que se te establece desde pequeño: Si eres un niño te encanta el fútbol, se te dan bien los deportes y tu color favorito es el azul, y si eres una niña tu color favorito es el rosa, te encanta ir arreglada y poder presumir de ello. Estoy cansado de estos patrones, este mundo está lleno personas totalmente iguales por dentro pero con un exterior distinto. Si no tienes esos patrones, ya no encajas y se te aparta del puzle. Dentro de esos patrones que se te establecen desde pequeño hay más ramas, si tu actitud es diferente a la de los demás mientras vas creciendo también se te aparta. Pero, ¿quién es digno de decir si encajas o no en ese puzle? Estoy cansado de que todas las personas sean iguales.
Este mundo está lleno de hipócritas y todos ellos se reúnen en ese puzle en el que a ti te excluyen. ¿Pues sabéis que? No quiero estar en vuestro estúpido puzle, un puzle lleno de hipócritas que solo miran tu apariencia y te juzgan. ¿Quiénes son ellos para juzgarnos? Nadie, son clones y más clones. Este mundo está lleno de personas maravillosas, personas que se les aparta y se les ignora por su actitud o apariencia. Si eres un chico y no te gusta el fútbol, apartado, si eres una chica poco presumida, apartada. ¿Quién tiene el criterio suficiente para decir que somos y quienes somos? NADIE. Nadie tiene el criterio ni la suficiente mentalidad como para mirar más allá de una simple apariencia. Juzgan a lo diferente cuando lo diferente es mejor. Seremos diferentes pero tenemos personalidad. ¿Me apartáis del puzle? Mejor, no quería estar en él, me voy a ir con esas incomprendidas piezas apartadas del puzle que son millones de veces MEJORES que vosotros. Personas amables, listas, dulces, cariñosas, tímidas y con millones aptitudes mejores que las vuestras que si que valen la pena. Piezas incomprendidas, valéis la pena. Nosotros, todas esas piezas, todas esas personas apartada por esta repulsiva sociedad, formemos nuestro propio puzle y dejemos de lamentarnos por no pertenecer a ningún lado. No me gusta no pertenecer a ningún sitio, ni sentirme solo ni vacío en este inmenso mundo, pero antes de cambiar para ser un hipócrita más del puzle y pertenecer a algún lugar prefiero quedarme solo.
Siempre que os sintáis vacíos o solos quiero que leáis este texto y que recordéis que desde algún lugar de Barcelona hay alguien que os guarda en su pequeño corazón aun sin no conoceros. Y si alguna vez necesitáis ayuda o tenéis que hablar con alguien quiero que sepáis que estoy aquí, y lo estaré siempre. Para cualquier cosa: unescritormasenestemundo@gmail.com


C.

martes, 28 de octubre de 2014

Preguntas sin respuesta.

Corté el hilo. Sí, lo corté. Corté ese hilo que me atraía a ella como dos imanes se atraen. Lo corté, la olvidé, dejé de pensar en ella y de mirarla con los mismos ojos que antes. Sus ojos ya no me enamoraban, ni me hacían sacar una sonrisa tonta. Buscaba el olvido y lo logré, o eso creía. Lo creía, creía con todas mis fuerzas que la había olvidado, que su contacto ya no me ponía la piel de punta ni hacía que ardiera. Estaba seguro, seguro de que mi mente y mi cuerpo eran libres al fin. Pensaba que al fin mi mente y mi corazón se habían puesto de acuerdo y que mi mente había ganado. Pero era mentira. ¿Ese hilo que corté? Mentira, todo mentira. Solo me giré y lo ignoré, huí en contra dirección. Pero huir no cambia nada, el hilo seguía ahí, invisible para mi vista. ¿Cómo pude ser tan tonto? ¿Cómo lo pude creer? No sé si la quiero ni si estoy enamorado de ella, ni siquiera sé si me sigue gustando. Es todo tan confuso… Tengo tantas dudas, tantas preguntas en mi cabeza… Y no sé responder ninguna. Sabía que ese hilo estaba presente, pero lo ignoré. Notaba los celos recorriendo cada parte de mi cuerpo pero los ignoré, busqué una explicación lógica y me creí mi propia respuesta. Mi respuesta fue que me sentía solo, que mis viernes estaban vacíos o vacíos de ella y que la echaba de menos, igual que puedo echar de menos a cualquier amigo con el que no quedo hace tiempo. Y mis dudas aparecieron. Me hicieron pensar y fue lo peor. No quiero pensar en ella, ella ya no es nada para mí, solo una amiga, solo eso. Me centré y seguí pensando que la había olvidado. Es lo que siento, o lo que sentía porque ya no sé lo que siento. No sé si la quiero o si solo es el dolor de los recuerdos. Malditos recuerdos traicioneros. Dejé pasar el tiempo y pensé que todo había acabado, que tenía razón y solo fueron dudas puntuales, dudas que le sale a alguien en cualquier momento. Volví a ignorar el hilo, ese hilo que sigo sin saber si está o no unido a mí, pero más dudas llegaron. Me inundó de cariño  y me ahogué. Soy poco cariñoso y me estreso muy rápidamente si me dan demasiado. Me ponía de los nervios pero al rato me di cuenta de que lo echaba de menos, echaba de menos su cariño, su contacto. Esas dudas aparecieron, como monstruos que acechan en las sombras esperando el mejor momento para aparecer, y lo hicieron. Mi cuerpo pide su contacto y mi mente quiere alejarla, que ese contacto no exista. Mi cabeza está llena de preguntas y ninguna respuesta. No, no quiero preguntas ni respuestas, no quiero dudas ni aclaraciones, no quiero nada. NO LA QUIERO, ¿TE HA QUEDADO CLARO MENTE?

PD: Pequeños lectores, si hay alguno por ahí, siento no tener tanto tiempo para escribir pero bachillerato me roba mucho tiempo. Dicen que lo bueno se hace esperar, ¿no? Me gustaría que algún día os manifestarais, si hay alguien ahí, y me dierais vuestra opinión de mi blog.

domingo, 19 de octubre de 2014

La felicidad.

Pasamos la mitad de nuestra vida buscando la felicidad, esperando que algún día la consigamos encontrar. Buscar la felicidad… Que estupidez. Perdemos la mitad de nuestra vida deseándola, pidiéndola, buscándola y dejando ser felices. ¿Para que buscar la felicidad cuando puedes ser feliz? Puede ser el mismo concepto pero tiene diferente significado. ¿Para qué buscar la felicidad cuando podemos ser felices con lo que tenemos? Buscamos en cada punto minuciosamente la felicidad cuando la tenemos enfrente, solo tienes que mirar tu alrededor. Quizás no tengas todo el dinero del mundo, ni una pareja a la que querer y que te quiera, ni seas alguien importante en la sociedad pero, ¿por qué ser infeliz pidiendo lo que no tenemos y no ser felices con lo que tenemos? La vida es maravillosa y nuestro alrededor también lo es, dejemos de buscar la felicidad y vamos a serlo todos de una vez. Quizás no tengamos todo el dinero del mundo pero vivimos bien dentro de lo que cabe, quizás no tengamos una pareja pero tenemos amigos a nuestro alrededor que nos quieren de verdad y quizás tampoco seamos alguien importante en la sociedad pero a alguien le importamos más que de sobras. La felicidad es solo una utopía, el sueño perfecto imposible, pero ser feliz es una realidad. Yo soy feliz y me alegro de serlo. Estoy cansado de quejarme, de pedir cosas que después quizás no me harían tan feliz como lo imagino, cosas que quizás no me harían tan feliz como lo soy ahora. Miremos el presente, miremos nuestro alrededor y sonriamos al verlo, sonriamos al ver todo lo que tenemos. Disfrutemos el presente, recordemos el pasado con una sonrisa y no pensemos en el futuro, que el destino nos sorprenda. Dicen que la vida dura dos días, menos en lo que sopla el viento, menos en lo que una gota de lluvia cae. Si dura dos días, ¿por qué no sonreír los dos? ¿Para qué perder un día buscando la felicidad para que después solo nos dure un día o menos? Sonreíd al presente, sonreíd a la tristeza y a la alegría, sonreíd a la vida y guardad las lágrimas para las alegrías. La gente que nos rodea es impresionante, lo que tenemos es impresionante, lo que hacemos es impresionante, todo es impresionante. Disfrutemos de ello, ¿no creéis? Y sobre todo, nosotros somos impresionantes, y nadie puede decir lo contrario. Dicen que somos el ser que más se acerca a la perfección, yo no lo creo pero, ¿quien dijo que la perfección existía? Dejemos de buscar la perfección, la felicidad absoluta, porque no existe. Nadie es perfecto, nadie encuentra la felicidad. Yo encontré la felicidad, la encontré cuando dejé de buscarla.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Impacto.

El olvido, tan temido y tan ansiado por todos. Todos tememos ser olvidados y a la vez deseamos con todas nuestras ansias olvidar algo o a alguien. El olvido… ¿Cómo una palabra puede significar tanto en nuestras vidas? Es irónico que el olvido lo recuerde todo el mundo, es el olvido, debería ser olvidado y no recordarlo nadie. Invade nuestras mentes, la idea del olvido nos atrae al igual que el polo norte de un imán a su opuesto. ¿Quién no ha deseado alguna vez en su vida el olvido? ¿Y quién no lo ha temido? Nadie, absolutamente nadie, y quien diga lo contrario miente. Hace unos meses diría que el olvido era una de mis metas pero me desvié del camino y lo olvidé, olvidé al olvido y al igual que al olvido a ella. Ella era un planeta, un planeta hermoso y tentador, y yo solo un asteroide atraído por su fuerza gravitatoria que empezó a orbitar a su alrededor. Como la Luna a la Tierra. Su fuerza gravitatoria me sacó de mi orbita y me dirigí directo a impactarme contra ella, ha destruirme pedazo a pedazo, a arder al pasar su atmosfera, a volatilizarme. Pero eso nunca ocurrió, no impacté, un agujero negro me trago y me envió a quilómetros de ella, y la olvidé. Olvidé el olvido, olvidé mi llama interior que ardía con su fuerza y que ella alimentaba, y mi combustible se acabó y se apagó. Mis pensamientos desaparecieron, mi cabeza se vacío, de ella y de todo. Pero volvieron, volvieron al salir de ese agujero negro que me tenía perdido en otro mundo, un mundo lleno de tranquilidad y soledad, un mundo muy tentador. Mis pensamientos volvieron pero ella ya no estaba presente en ellos, y me sentí vacío como nunca me había sentido. Ahora sólo soy un asteroide perdido en este Universo, sin un rumbo claro y solo en la infinidad. A veces sigo notando su fuerza gravitatoria atrayéndome hacía ella, y mi interior vuelve a arder, pero apago la llama antes de que vaya a más. El olvido vuelve a ser olvidado, y mi amor hacía ella también.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Tu camino, tu meta.

Inseguridad... Cuántas veces hemos sentidos todos alguna vez ese sentimiento tan odioso que aparece en nuestro interior y nos come por dentro, nos tortura y nos retuerce cada punto de nuestro cuerpo. Nadie en toda su vida no ha sentido alguna vez inseguridad, por no decir millones de veces al largo de su vida. Como no, yo también la he sentido. ¿Mis inseguridades? Hay tantas… Siempre, mi mayor preocupación ha sido hacer lo “correcto”, sí, esa palabra tan relativa, esa palabra que para cada uno tiene una definición diferente de lo “correcto” y lo “incorrecto”. Esa sigue siendo mi preocupación principal pero me he dado cuenta de algo, no puede hacer lo que ha todo el mundo le parezca “correcto”. Algo que a mí me parezca “correcto” le puede parecer “incorrecto” a otro. Eso no significa que hayas hecho algo mal y que ya no estés haciendo lo que debes sino que la opinión de aquella persona es diferente a la tuya. Si de algo puedo presumir es de mi seguridad, o al menos eso creo. Soy una persona bastante segura de lo que hace, que cree en ella misma y siempre piensa bastante positivamente. Que me considere seguro de mi mismo no significa que lo sea. Pero, ¿quién tiene el criterio de decir si soy inseguro o no? Nadie tiene ese criterio. Dejemos de juzgar a las personas por lo que no son. Dejemos de tener miedo a que nos juzguen, porque siempre lo harán. Dejemos la inseguridad a un lado, creamos en nosotros y en nuestras posibilidades. Empecemos a creer que estamos haciendo lo “correcto” y empecemos a luchar por aquello que queremos y por aquello que queremos lograr. Dejemos de pensar que todo va a ir mal, que todo lo estamos haciendo mal, que no vamos a conseguir nuestros propósitos. Porque, ¿sabéis que? Porque lo vamos lograr, nuestros sueños están en nuestras manos y nada va a impedir que los alcancemos. Nadie puede decir lo contrario, y quien lo diga es por despecho porque aquella persona se rindió antes de lograrlo. Tú, yo y todos vamos a empezar a luchar y vamos a creer en nosotros. Porque, ¿quién tiene el criterio suficiente para decir que no lo vamos a lograr? Nadie. Si digo nadie es nadie, y aquella persona que lo haga, que te diga cuál va a ser tu meta y si llegaras se está equivocando, porque tus metas las marcas tú.

PD: Este texto quiero dedicarlo a una amiga mía, un tanto insegura y negativa que cree que entre ella y su meta hay un abismo inexpugnable. Y no, no es así, ella está más cerca de su meta de lo que cree.

jueves, 11 de septiembre de 2014

En blanco.

Miro fijamente el papel en blanco. Está tan limpio… Cosa que no debería estarlo. No debería estar blanco, pero lo está. Esta hoja debería de estar escrita, colorida, llena de ideas descabelladas, llena de pensamientos extraños de mi cabeza… Pero está vacía. Ese es el problema, mi cabeza. Lo que más deseaba era despejarla, que se callara de una vez, que aquella voz distante pero tan cercana se fuera lejos, desapareciera. Y eso hizo, desapareció, y con ella todos mis pensamientos. Mi cabeza está en blanco, como el papel. He conseguido lo que quería y ahora me doy cuenta de que era mejor tenerla en plena actividad, aunque aquella voz siguiera ahí. Ella desapareció de mi cabeza, igual que desaparecí yo. Tenía asumido que la había olvidado, o al menos quería creerlo. Lo que un día fueron llamas, ahora solo quedan cenizas. Cenizas… Ascuas mejor dicho. Ascuas que se vuelven a encender cuando viene un ataque de viento descontrolado, y ella es el viento, algo incontrolable. Esa llama interior quema, pero los pensamientos no han vuelto. Quiero pensar que están de vacaciones, de viaje a algún lugar escondido de mi cabeza y que cuando empiece la rutina regresarán. Con mis pensamientos se fueron mis ideas descabelladas, mi imaginación descontrolada, mi inspiración. Mi inspiración… Qué raro se me hace no tenerla. Mi mano desnuda agarra el bolígrafo con mi firmeza y lo acerca a la hoja con el fin de que alguna idea maravillosa aparezca. Escribo cuatro líneas. Acaricio la hoja con delicadeza, la agarro y la arrugo, con todo el odio posible. Ninguna idea es correcta, nada es correcto, nada… ¿Qué es lo correcto? ¿Tengo yo el poder de decidir qué es lo correcto y que no? No… Lo correcto no existe, sólo es una palabra inventada, una palabra que utiliza la gente cuando le gusta algo o ve algo bien. A todos los demás, no les parece correcto. ¿Debería preocuparme tanto por lo correcto y lo incorrecto? Al fin y al cabo, sólo son opiniones. ¿Me duelen las opiniones de los demás? Quizás… Hay tantos “quizás” en mi vida… Dejo de mirar la hoja blanca por un momento, quiero distraerme, pensar en algo diferente, no forzar mi mente. Mi mente… ¿A caso está ahí para poder ser forzada? Cojo mi libreta, una libreta pequeña y oculta detrás de mi cama. En esta libreta se recogen las ideas más locas y descabelladas que se me ocurrieron alguna vez en mi vida y jamás utilicé. La leo, quizás mirarla haga que venga la inspiración. Escribo, arreglo matices de aquellas ideas, aquellas ideas que tengo intención de utilizar alguna vez en mi vida. La cierro y la dejo al lado de la hoja blanca, apartada. Apartada por el momento. Creo que es la hora de empezar mi nuevo proyecto, o quizás no.

jueves, 31 de julio de 2014

Día y noche.

Dormir... Dormir es mi única vía de escape, la única manera de dejar de pensar en ella, o simplemente dejar de pensar. Eso ha cambiado, era mi única vía de escape. Ahora ya no tengo ninguna manera de escapar de mi cabeza, ni de mí. El día, el estar despierto, es una tortura. Tardes enteras sin salir de casa, sin hacer nada. Esas tardes se llenan de pensamientos, y no precisamente agradables. Tardes completamente ocupadas por ella, por su recuerdo y por el dolor que causa. Tardes mirando antiguas conversaciones, esas conversaciones que me hicieron enamorarme de ella y que ahora… Ahora todo es diferente, algo ha cambiado. Esas conversaciones ya no existen, solo son un recuerdo y que caerán en el olvido si algo no cambia. Quizás la culpa de que hayan cambiado es eso, el cambio. En todo caso el culpable soy yo. Yo me enamoré de ella, yo hice que ella se enterará de que la quiero y soy yo el que se ha vuelto un rancio. Todo eso ha provocado esto, que cada vez ella este más lejos y sea un mero recuerdo. Mi primer pensamiento al despertar es ella, es mirar el móvil para ver si me ha hablado. Ella ocupa mi cabeza y yo soy el tonto que no decide sacarla de mi cabeza, es más, la busco. Cada día espero con ansias que llegue la noche, la hora de dormir y dejar de pensar. Antes de dormir me digo: “Mañana todo cambiará, será un día nuevo y todo será diferente”. Y no, no cambia nada. El miedo se ha apoderado de mí. El miedo me impide ser yo, me impide hacer lo que quiero… Cada vez que la veo me dan unas ganas grandiosas de abrazarla y de no soltarla nunca pero mi estúpido miedo a no hacer lo correcto, a que sea de desagrado, a que no sea el momento… Ese miedo me impide hacerlo, me impide hacer cualquier cosa que se me venga a la cabeza, y se queda ahí, en mi cabeza. Antes de decir o hacer algo lo pienso cinco veces, pienso si es correcto o no y si es el momento o agradable, si mi mente dice que no lo descarto si tiene dudas lo pienso una sexta vez y si le parece correcto me lo vuelvo a pensar porque no lo veo claro, así siempre. Ahora las noches también se han vuelto una tortura. Millones de sueños recorren mi cabeza mientras duermo. Pocas veces sueño, una vez al mes o cada seis pero ahora es constante. La verdad, no sé si clasificarlo como sueños o pesadillas. Estos sueños me torturan toda la noche, escenas y escenas llenas de miedo y calamidades. Todas esas pesadillas me cortan el sueño y me obligan a despertarme de golpe, sudando. Ninguna pesadilla tiene final y nunca se repiten, al menos aún no lo han hecho. El final es optativo, yo decido que debería hacer mi yo del sueño pero una vez ya despierto. Mi cabeza imagina que sucedería si continuase pero prefiero no pensarlo. Ya no quiero dormir, no quiero soñar, pero tampoco quiero estar despierto.

miércoles, 16 de julio de 2014

Unidad, no colectivo.

¿Por qué las personas somos como somos? Nos limitamos a seguir caminos que recorrieron otras personas en un tiempo pasado, imitándolos. ¿Por qué no creamos nuestro propio camino en vez de seguir el de otros? Las personas somos así, preferimos ir por el camino fácil antes que ir por el camino que queremos. Pues yo me niego, yo voy a crear mi propio camino, no necesito el camino de los demás. Desde aquí quiero hacer un llamamiento, quiero lanzar una idea, quiero hacer ver al mundo que lo importante es ser tú, ser quien quieres ser y no ser lo que otros quieren que seas. Este mundo no necesita a más gente ignorante, cada uno valemos por algo diferente y debemos aprovecharlo, no desecharlo. Debemos luchar por nuestros sueños, por nuestro futuro. Las personas trabajamos para vivir pero eso es algo irreal, vivimos para trabajar y cuando nuestro cuerpo ya no puede más nos dejan ser libres. Yo no quiero vivir para trabajar, quiero vivir mi vida. Todos deberíamos hacer lo mismo, vivir nuestra vida como queramos. Mi vida consiste en estudiar pero cuando acabe todos los estudios, cuando tenga carrera y sea lo que quiero ser lucharé por mi libertad. Crearé mi camino con esfuerzo y sudor y cuando mire atrás sonreiré y gritaré a los cuatros vientos: “Soy lo que quiero ser y no sigo a una sociedad estúpida”. Sí, la sociedad es estúpida, la sociedad es un colectivo y se nos valora como tal, algo incorrecto. No somos un colectivo, somos una unidad, cada persona debe ser valorada como unidad no como colectivo. Discriminamos al que la gente no considera “integro” en ese colectivo cuando no debería ser así. Cuando una persona es lo que quiere ser, sin importarle lo que piensen los demás, se le tacha de “raro”. Pues desde aquí quiero decir algo, a veces la rareza supera a la “normalidad”. Pero, ¿qué es la normalidad? ¿Y la rareza? La rareza, igual que la normalidad, es algo relativo. Cada persona tiene sus límites o fronteras y si algo se sale de esa frontera se le considera “raro”. Debemos expandir nuestras fronteras, lo diferente no es raro. Lo diferente es especial, es único y nadie puede ser como eso. Ignoramos a la gente diferente, ignoramos a la gente que no quiere seguir unas ciertas marcas que tiene la sociedad, ignoramos a la gente especial, ignoramos a grandes talentos. Cada persona tiene su propia inteligencia como unidad y cada persona es buena en algo, cada persona tiene su talento. Desde aquí quiero decir que no hay inteligencia en la sociedad, marginamos a la gente que tiene “más” inteligencia y a los que tienen “menos” y eso no es algo inteligente. Las personas no deben ser juzgadas comparándolo con el de al lado, deben de ser juzgadas por lo que son. Con esto quiero decir que dejemos de seguir a esta sociedad llena de ignorancia, porque pertenecer a la sociedad es ser ignorante. Dejemos de ver una sociedad y empecemos a ver unidades. Yo soy una unidad y me niego a ser integro a esta sociedad, quiero que se me juzgue por lo que soy no por mis diferencias, quiero explotar mi talento sin que una sociedad me rechace, quiero ser yo y no un nosotros. Con esto quiero decir que dejemos de mirar mal a la gente diferente y empecemos a apreciarlos, porque lo diferente es interesante y la igualdad es monótona y aburrida. Lo diferente es especial. Dejemos de juzgar a la gente por si se ha teñido el pelo de azul, por si tiene pocos amigos, por si viste diferente, por si habla diferente, por todo. Millones de personas, por desgracia, rechazan a personas autistas o con síndrome de Down por el simple hecho de ser diferentes. Repito, lo diferente es especial e interesante. En vez de interesarnos, por tener la curiosidad de que piensa un autista, por querer saber qué mundo se ha creado él en su cabeza, lo marginamos, lo miramos mal e incluso nos apartamos. En vez de ayudar a personas con síndrome de Down a llevar una vida mejor, a llevar una vida “normal”, los dejamos aparte. Pues desde aquí quiero decir que muchos de ellos superan a todos esos ignorantes de la sociedad que los rechazan. Ellos siguen su camino, lo crean, sin molestar a nadie, sin cruzarse e interrumpir en el camino de alguien en cambio la sociedad sigue caminos predeterminados y bloquean caminos de gente que ni siquiera conocen por el simple hecho de ser diferentes. La sociedad es un colectivo, es ignorancia. Una persona es unidad, es inteligencia propia. Una sociedad es igualdad, es aburrimiento y monotonía. Una persona es diferente, es especial e interesante. Luchemos por la inteligencia, luchemos por la unidad, luchemos por ser nosotros mismos. Luchemos por ser nosotros mismos y por ser diferentes al de al lado. Luchemos por ser especiales.

lunes, 14 de julio de 2014

Irreal.

Mis pies descalzos andan sobre agujas afiladas que se clavan lentamente y dolorosamente en mi pie. Un dolor insoportable recorre mi cuerpo, pero no todo el dolor es provocado por las agujas. Hay algo más, un dolor tan insoportable que me hace olvidar el dolor de las agujas. Lo peor es que no sé que es ese dolor, apareció sin más, un día llego y no se fue. Algo presiona mi pecho, algo invisible para el ojo humano, y me duele respirar, deseo que pare… Deseo que pare el dolor o mi respiración, pero sé que no parará nada, sé que todo continuará y yo tendré que vivir con ello. ¿Por qué razón me siento tan mal si no he hecho nada? Yo… Yo no he hecho nada para merecer este dolor que recorre mi cuerpo. Me odio, sé que yo provoco ese dolor intencionadamente pero no sé ni cómo lo hago ni cómo pararlo. Sé que estoy raro, que algo ha cambiado en mí. La gente me pregunta que me pasa y me invento tristes excusas poco creíbles pero se las creen, eso o prefieren dejar de insistir. No les digo lo que me pasa porque ni yo mismo lo sé, no sé lo que me pasa y me duele. Me duele estar así y me duele más no saber por qué ni que es el dolor que tengo. Siento que una parte de mí está vacía, no hay nada. Siempre he llenado todo mi ser de estudios y libros pero para mi cuerpo eso ya no es suficiente. Un libro me calma el dolor un rato pero al acabarlo se intensifica, siento mi dolor y el del personaje en mí. La piel se me pone de gallina y tengo escalofríos sin tener nada de frío, mis miedos aumentan. En ese instante me doy cuenta de que ese dolor es causado por miedos, miedos estúpidos que me atormenta pero este miedo es diferente, este miedo lo desconozco, no sé a qué tengo miedo. Quizás el causante no es el miedo sino mis pensamientos. Dicen que el dolor es psicológico pero no logro controlarlo. Siento que ando sobre carbón ardiente y que cada paso nuevo es una quemadura más, un dolor más intenso y un trozo de mí menos. Quizás debería retirarme, quizás este no es mi camino, quizás mi camino lo debo hacer solo y dejar de buscar a alguien, alguien que ni siquiera conozco. Lo sé, estoy condenado a la soledad. Hace tiempo que lo sé pero siempre lo he ignorado pero ahora que se han roto mis esquemas, mi escudo y toda mi cabeza se ha desordenado… Ahora ha salido a la luz. Estoy condenado a la soledad desde que empecé a tenerle miedo. Algo irónico es que lo que más deseo en este momento es desaparecer y estar solo. Quizás quiero hacer feliz a mi monstruo interior, ese monstruo que desea verme solo desde que nací. Odio el día en el que mi barrera se rompió y dejó pasar a la gente a mi cabeza, ahora por culpa de ellos esa barrera es más sólido que nunca pero también más independiente. Esa barrera controla mis miedos, mis pensamientos y todas y cada una de las cosas de mi cabeza y ella decide cual debe salir a la luz, cual debe ocupar mi cabeza. Un calor ardiente recorre mi cuerpo, lleno de rabia, lleno de odio, lleno de impotencia. Unas lágrimas afloran en mis ojos, algo que no me había ocurrido desde hace mucho tiempo, y cuando deciden salir vuelven a entrar. Era obvio, no sé cómo pude creer que saldrían. No lloro desde que cree en mi cabeza la barrera. En primero de la ESO se empezó a formar pero quedo a medias, decidí esperar, ver si algo cambiaba… Pero no, no cambió nada, y en segundo la forme por completo. Decepciones y traiciones me hicieron formarla por completo y ahora el amor ha logrado destruirla, hiriéndome a mí en el proceso. Debí ser precavido, sabía que acabaría enamorándome de ella, que pasaría mi barrera, debí pararlo en su momento pero no, confié, tuve esperanzas, creí en un futuro… Un futuro irreal. Mi vida es irreal, yo soy irreal. Quizás mi dolor también es irreal. No sé que causa este dolor ni por qué me duele tanto, sólo sé que va a durar y lo único que puedo hacer es resistir y sacar una sonrisa, ocultarlo.

viernes, 11 de julio de 2014

Ruinas olvidadas.

Al final del horizonte hay una pequeña villa, una villa olvidada. Aquella pequeña villa, ahora abandonada, fue durante mucho tiempo habitada por muchas personas y ahora… La soledad reina en ella. Calles y calles vacías, llenas del silencio absoluto. El polvo se amontona en los muebles de las casas, o de lo que alguna vez fueron casas. Coches en las calles llevan sin ser movidos desde hace años. Restaurantes llenos de sillas sin dueño, bebidas sin nadie de quien ser bebidas y de comida podrida. Cristales hechos pedazos de lo que alguna vez fueron ventanas se encuentran en el suelo de las calles. Un espejo en el suelo hecho añicos refleja la soledad de la villa y no el reflejo de su antiguo dueño o de alguna persona, no lo refleja desde hace años, desde que todo el mundo salió huyendo de ella. En aquella villa reinaba la felicidad, la vida, la alegría, todos son bonitos recuerdos pero ahora… Ahora reina la tristeza, la soledad, la amargura, la muerte. Esta villa está llena de recuerdos olvidados, todos aquellos recuerdos que la gente no quiere recordar o los que se han olvidado viven en esta villa, olvidada como ellos. Todas las personas se fueron de la villa, se fueron a la ciudad en busca de popularidad, de nuevas amistades, de fama. Se fueron huyendo de la soledad, el más y temido miedo de las personas, se fueron buscando más amistades y dejaron a la villa llena de su gran miedo, la soledad. Las personas somos así, hacemos lo que no queremos para nosotros a los demás. Coches se acercan a ella y cuando la villa vuelve a ver la luz al final del túnel, cuando ve un rayo de esperanza de volver a ser lo que fue, el coche da la vuelta y se va. Era obvio. ¿Quién quiere a lugares abandonados, a lugares tristes, a lugares destrozados? Nadie, nadie quiere esos lugares. En un futuro, esa villa solo será ruinas. Llegará un día en la que nadie la recuerde ni en sus más profundos recuerdos, ni siquiera sus antiguos habitantes la recordarán. La villa, igual que nosotros, está condenada al olvido, algo inevitable. Sólo se puede retrasar un tiempo lo irremediable pero finalmente todo acaba siendo olvidado, hasta la persona más famosa de toda la historia será olvidada. Y la villa no es la excepción, nunca hay excepciones en el olvido. El olvido es un agujero negro, un pozo sin fondo, se traga a todo y a todos, nadie se salvará de ello y como es obvio, yo tampoco soy la excepción. Y cuando nosotros seamos olvidados, la villa guardará nuestro recuerdo en sus grandes calles. 

viernes, 4 de julio de 2014

Ave Fénix.

Ardo. Mis pensamientos queman. Poco a poco el odio recorre mi cuerpo, y escuece. ¿Tristeza? Si, está ahí, debajo de mi piel, presionando mi cuerpo, presionando mi mente, destruyéndome trozo a trozo. Su sonrisa me calma, pero no es suficiente agua para apagar todo lo que me quema por dentro. Quizás sus ojos, o un simple abrazo conseguiría apagar el fuego que me consume, o quizás ardería con más fuerza. Tampoco lo sabré, no tengo ese honor, ni tiempo. He conseguido tener bajo control mi incendio pero he perdido el control completamente, ahora arde con demasiada intensidad y con él, ardo yo. Hay una pequeña rendija por la que poder escapar, pero ya no quiero escapar, quiero arder, consumirme. Deseo desaparecer y caer en el olvido, como si nunca hubiese existido, no sería difícil, ya hay gente que me ha olvidado y hace dos días estaba junto a ellos así que por tres personas más que quedan no pasaría nada… Qué pena que sea imposible. Quizás después de consumirme en el fuego… No, se me olvidaba que nunca tenemos lo que queremos. Lo que más quiero es… imposible. Es mi llama interior, la que me da la vida pero a la vez la muerte. Cuando me doy cuenta mis dedos se están consumiendo, mi corazón deja de latir y mi mente de pensar. Todo se vuelve cenizas, desde mi cuerpo hasta mi mente y mis sentimientos. Sólo espero renacer de mis cenizas, o al menos de lo que quedan de ellas.

jueves, 3 de julio de 2014

El tiempo.

Cae la arena. Granito a granito pasa el tiempo. Horas, tardes, días mirando aquella pared, aquella pared verde pistacho… Bueno, lo era, ahora tiene demasiada suciedad y destrozos. El tiempo la ha afectado, igual que afecta a las personas. Espero que llegue un simple mensaje que me diga: ¿Quieres que hagamos algo? Ese mensaje que nunca llega. Sí, en esos instantes te das cuenta de que tu popularidad es muy elevada… Vamos, que soy un antisocial. Esperas sentado, con el móvil al lado, mirando esa pared sin nada que hacer. Tus ojos se cierran por el sueño y las lentillas te torturan. Empiezo a ver borroso pero aguanto, aguanto con la esperanza de creer que alguien me dirá algo. No llega ni uno, ni llegará, pero yo sigo esperando. ¿Por qué sigo esperando? Está claro que nadie va a quedar conmigo, la gente tiene mejores cosas que hacer. Creí que  este verano sería diferente a los demás pero está resultando peor que los anteriores. ¿Por qué razón sigo mirando esa pared? Ah, lo recuerdo, no tengo nada mejor que hacer. El tiempo pasa mirando esa pared. Dos horas, tres, no sé, he perdido la cuenta de tantas que llevo. Quiero comer hasta reventar, hasta olvidarme mi gran popularidad, incluso hasta olvida que existo… Pero no puedo, esos malditos aparatos torturan mi boca y me impiden comer, duele demasiado. En mi cabeza recorren millones de pensamientos a la vez y la colapsan, creo que explota al fin, pero no, solo crea un dolor permanente. ¿Más? ¿No tenía suficiente con los pensamientos que me torturan? Pues no, muy majo mi cerebro. Sonará triste pero es lo más preciado que tengo y lo que más valoro de mí. Estoy arto de estar deprimido y de mirar esta maldita pared, de esta manera no consigo nada. Quizás debería hacerle caso a mi cerebro y de retirarme de esta guerra, quizás ganó mi cerebro a mi corazón hace tiempo. Debo olvidar, que fácil es decirlo… Es imposible hacerlo, lo he intentado como diez veces al largo del día. Bonita la pared, sigue muy verde. Mi cabeza no para de pensar, yo no paro de esperar, mi corazón no para de luchar… Y cuando me doy cuenta toda la arena a caído. Se me ha acabado el tiempo y mi reloj de arena me lo recuerda.

lunes, 30 de junio de 2014

Inexistente, inalcanzable.

Sólo somos experimentos del Universo creados mientras buscaba la perfección. El Universo seguirá creando personas diferentes hasta que encuentre la perfecta, cuando encuentre la perfecta desde ese mismo instante, todas, absolutamente todas, serán exactamente iguales. ¿Qué tiene de divertido eso? ¿Quién quiere un planeta lleno de perfectos, lleno de seres iguales? Cada vez que me miro al espejo veo a una persona diferente, la perfección en cambio siempre es igual. ¿Por qué ser perfecto cuando puedes ser perfecto e imperfecto? Las personas así, creaciones perfectas llenas de imperfecciones. Me gusta ser así, me gusta pensar diferente a nadie más, no quiero pensar como el resto del mundo, no quiero pensar “perfecto”. Soy una persona llena de miedos e inseguridades. ¿Qué gracia tendría la vida si no tuviese ningún miedo? Las personas vivimos con el miedo, forma parte de nosotros, no lo podemos eliminar porque de esa manera dejaríamos de ser nosotros. Somos seres controlados por Algo, Algo que nosotros mismos desconocemos, nuestra propia mente. Nuestra mente, esa mente llena de sentimientos incomprendidos, de pensamientos ocultos, de miedos controladores, llena de vida. Mi mente es un laberinto, un laberinto sin fin. Yo elijo qué camino seguir, por cual ir. A veces el camino es erróneo, a veces mis miedos confunden mis sentidos y viaje en la dirección incorrecta, a veces mi propia mente me engaña pero yo continúo caminando. ¿Por qué no utilizo la manera fácil e inteligente, la de ir con la mano derecha pegada a la pared de la derecha? Para mí esa idea es errónea, yo voy por el camino que quiero y yo decido equivocarme o no, no me gusta la vía fácil. En mi gran laberinto estoy sólo, algo muy extraño en mí… Todo es ironía, siempre estoy sólo. La soledad recorre siempre mi cuerpo. ¿Por qué se llama soledad a la soledad? No tiene ningún sentido porque la soledad no está sola, está conmigo. Al final de mí gran laberinto está el olvido. Todos caeremos en el olvido algún día, es inevitable, después de la muerte todos seremos un mero recuerdo perdido en la mente de una persona, que más tarde esa persona morirá junto con nuestro recuerdo. La vida es el principio y la muerte el final. Yo creo que no es así, yo creo que la vida si es el principio pero la muerte es solo el final del principio y el principio de la vida porque después de la muerte viviremos en el “Más Allá”, sólo necios creen en ello pero sí creo que después de morir estaremos en otro lugar. ¿Seremos ángeles? Lo dudo, siempre hay algo que te corta las alas, que te impide volar y dejarte llevar, y un ángel sin alas es una simple creación perfecta llena de imperfecciones, una persona. A veces siento que estoy vacío por dentro, y no me refiero a los órganos, están todos en su sitio, me refiero a que hay algo que no me llena, mi vida no me llena. En mi vida faltan pequeños detalles que me llenen. Antes estaba lleno, en aquella época en la que ignoraba al amor, y yo estaba bien de aquella manera… Pero llego ella, ella ha sido la única capaz de romper mis esquemas, de entrar en mi cabeza e invadirla, la única capaz de entrar en mi gran laberinto sin salida. El problema es que ella no pertenece allí ni quiere pertenecerlo, el problema es que nuestros laberintos se repelen, nuestros pensamientos se dirigen a personas diferentes y nuestras mentes se ocultan en una comprimida cabeza intraspasable. Ella es mi alegría y mi tristeza, pero yo a la tristeza le sonrió, y de esa manera se convierte en mi felicidad. Ella me hace feliz con una sola mirada y yo… Yo no hago nada, yo no soy nada, soy inexistente en su mente e igual que ella es mi existencia en la mía.

martes, 24 de junio de 2014

Mis sueños, mi lucha.

Sueños. Tengo millones de sueños revoloteando en mi cabeza como pájaros deseosos de volar y ser libres. Ser libres de mi cabeza. Sueños con ganas de ser reales y dejar de ser pensamientos. Todos tenemos sueños, algunos más que otros pero aún así todos tenemos. Nosotros avanzamos gracias a los sueños, sin los sueños no podríamos alcanzar nuevas metas. Sueños, los sueños son esas pequeñas gotas de lluvia en el cristal del coche intentando llegar las primeras a la otra punta. Son todas esas olas en el mar imposibles de parar, esas olas que se lo llevan todo por delante hasta llegar a su meta. Yo tengo millones de sueños, estoy formado de ellos. Los sueños son los que me mueven día a día, los que me hacen ser tan positivo, los que me hacen ver la vida más feliz, me la hacen ver como si todo fuera posible como si no hubiese obstáculo imposible de pasar. Vivo de sueños, de esperanzas y imaginaciones. Lucho por que sean reales y no me rindo jamás. Cuando pierdo las fuerzas, cuando el negativismo recorre mi cuerpo y la desesperación aparece… Aún así tengo sueños. Ellos son los que logran que todos esos sentimientos odiosos se vayan de mi cabeza. Para mi todos los sueños son igual de importantes, todos me hacen igual de feliz. Me gusta luchar por ellos día a día. Me gusta ponerme nuevas metas y sobre todo, me gusta llegar a ellas. ¿Cuáles son mis sueños? No acabaría nunca… Voy a explicar unos cuantos, así sabréis más de mí, sabréis como soy yo.

1- Quiero ser el mejor de clase, intento sacar las mejores notas siempre y cuando alguien saca más que yo me da rabia. Me gusta ser el primero en eso ya que es lo único que se me da bien.

2- En un futuro quiero teñirme el flequillo de azul y todo lo demás de negro, ¡tiene que molar mucho!

3- Quiero viajar por todo el mundo. Me encanta visitar sitios nuevos, sitios que no conozco. Quiero descubrir mundo, no quiero quedarme sentado en un sofá mirando el mundo por Google Maps.

4- Cuando tenga dinero y pueda, quiero vivir con mis amigos en un piso compartido. ¡Tiene que ser muy épico! Todos somos un poco desastres y tenemos demasiadas ideas locas, vivir juntos tiene que ser demasiado divertido.

5- Quiero tener perros. Cuando sea mayor quiero tener perros con los que poder ir a correr, perros que me hagan compañía cuando lo necesito, perros con los que jugar y pasar un buen rato.

6- Quiero escribir por lo menos un libro en toda mi vida. Es algo extraño que quiera hacerlo ya que soy de ciencias pero me encanta, me encanta leer y escribir. Me encanta dejar fluir mi imaginación y dejarla llevar de esta manera. Escribiendo y leyendo puedo ser millones de personas diferentes, con historias diferentes y vidas diferentes, sólo eso ya me apasiona.

7- Quiero encontrar a alguien especial, alguien con quien compartir mis ideas, mis sueños, mis vivencias. Alguien a quien querer de verdad. Alguien en quien poder confiar como a nadie más. Alguien que quiera estar conmigo, pasar el tiempo conmigo y no separarse de mí. Alguien que me mire de manera especial. Alguien que solo con verla me enamore. Alguien que me haga sonreír en los peores momentos y en los buenos también. Sí, sé que la estoy definiendo a ella, que la describo en cada cosa. Sí, tiene todo lo que busco pero dejo de describirla cuando llego a esta frase: Busco a alguien que me quiera más que a nada y a nadie. Ella no me quiere más que a nada ni a nadie. Hace dos días me hubiese rendido, me hubiese retirado y es más, hubiese intentado olvidarla. Ahora tengo algo claro, voy a luchar y no me voy a rendir. El día en el que pierda la esperanza dejaré de ser yo, y mientras sea yo, lucharé por ella.

¿Crees que son demasiados sueños? Pues en mi cabeza quedan medio millón más. Me encanta soñar y no dejaré de hacerlo por nada del mundo.

Mi infancia, mi adolescencia, mi vida.

Trece años juntos, desde los tres años habéis estado a mi lado. Sois toda mi infancia y toda mi adolescencia. Cuando miro hacia atrás os veo en todos los momentos buenos de mi vida, no faltáis en ninguno. Ahora os vais, o me voy yo, depende de cómo se mire. Os echaré de menos, echaré de menos estar a vuestro lado cada hora, cada minuto y cada segundo del día. Nuestros caminos están unidos, vamos por el mismo camino, ahora cada uno ha ido por una bifurcación diferente pero nuestros caminos siempre estarán unidos y sino los uno yo. Echaré de menos todas las tonterías que hacemos, que no son pocas al largo del día. Echaré de menos nuestros insultos con cariño, las bromas entre nosotros y todas las risas. Al largo de estos trece años hemos cambiado mucho, aún así no nos hemos separado nunca. Como todos, hemos tenido nuestras broncas, nuestras peleas pero todos los momentos buenos me hacen olvidarlas. Ahora puedo decir que sois las mejores amigas que he tenido en toda mi vida, no necesito más. Nos seguiremos viendo en alemán, sé que no es lo mismo pero algo es algo. Aún así no penséis que os librareis de mí tan fácilmente, nos seguiremos viendo y todos mis viernes están reservados para vosotras. Están reservados para esos días bailando Just Dance en las que nunca ganaba, para esas tardes jugando a la Play como viciados, para esas tardes viendo películas o para esas tardes sentados en nuestro banco, porque ahora es nuestro. Para mí no habéis sido solo mis amigas, habéis sido como mis hermanas, mi familia, mi vida y no os olvidaré. Cuando sea mayor a mis hijos les diré que sois mi familia, y no será enseñándoles una foto, será en directo, con vosotras delante. Un día volveré a Londres y quiero que sea con vosotras y recordar todo lo que vivimos allí todo este año. Cuando miro hacia el futuro y me imagino cómo será os veo a vosotras en él. Tengo millones de ideas, de planes por hacer con vosotras. Vosotras estáis presentes en mi historia, la historia de mi vida, marcadas con tinta imborrable. Os quiero dar las gracias por todos los momentos bueno de mi vida en los que habéis estado presentes, gracias por ayudarme cuando lo he necesitado, gracias por conseguir olvidar los problemas y despejar mi mente. Si alguna vez os he molestado, lo siento (Os diría que os jodieseis pero quiero quedar bien en el texto). Es broma, gracias por todo. Gracias por ser vosotras. Gracias por hacerme ser yo. Nunca os olvidaré Paulas.

sábado, 21 de junio de 2014

Mi laberinto, mi cabeza, mis miedos.

Siento que estoy cambiando y no me gusta. El miedo se apodera de mi cuerpo y me impide hacer lo que quiero, me impide ser yo. Pero no solo siento miedo, ahora ya sé que sentía ella cuando le veía con otra. Los celos recorren mi cuerpo y lo consumen poco a poco, lo queman y lo destruyen. Mi cerebro, los celos y mis miedos se han unido en contra de mí, ahora estoy solo. No tengo nada ni nadie que me pueda ayudar, solo lo puedo hacer yo pero no sé que tengo que hacer. Quiero perderme en una isla desierta, sólo con mis libros, películas, sitios que ver y una gran piscina. Me duele todo pero principalmente me duele ser yo. Quiero dejar de ser yo, no quiero ser ese chico que no hace lo que quiere por miedo, no quiero ser ese chico que no puede controlar su cabeza, no quiero ser ese chico al que sus miedo lo controlan, quiero ser el de antes… Quiero ser el de antes de enamorarme, cuando era seguro de mi mismo y mi cabeza estaba bajo control. Ella lo es todo pero… ¿Y si también es mi destrucción? No quiero saberlo. Solo sé que mi cabeza quiere que la olvide y no puedo. Cada día, cada vez que la miro, cada vez que veo un mensaje suyo, mi cabeza me pide que no le hable, que la deje ir. ¿Y si es lo correcto? A veces le hago caso a mi cabeza y decido alejarme de ella, ni la miro por miedo a perderme otra vez en esos ojos verdes impresionantes que me hipnotizan y no me dejan, no me dejan olvidar. Pero siempre fallo, siempre acabo hablándole de nuevo. La guerra dentro de mi cuerpo entre cerebro y corazón me está destruyendo, ya no sé ni que quiero, ni que soy. Llevo sólo desde que nací y continuaré sólo hasta que muera. Y pensar que mi mayor miedo es quedarme sólo… Nadie dijo que la vida fuera justa, fácil y bonita. Solo hay que luchar. ¿Y si ya no tuviese fuerzas? Todo dentro de mí se ha desmoronado. Siento que estoy en medio de un laberinto y tengo que encontrar la salida, pero cada camino trae una consecuencia y sólo una es buena. Estoy perdido en un bosque sin fin lleno de árboles y cada hoja de cada árbol es un recuerdo, un recuerdo bonito pero que duele. Sé que estoy muy borde con ella y quizás con todo el mundo. Quiero volver a como estábamos antes, a cuando hablábamos hasta las dos de la mañana, a cuando quedábamos para ver películas los dos solos, a cuando miraba el móvil todo el rato esperando que llegara un mensaje suyo… Ahora todo eso ha cambiado, ya no quedamos casi nunca y cada vez que le envío un mensaje estoy tenso. Nuestras conversaciones ahora son frías y se me hace pesado pero el único culpable de todo eso soy yo, mi bordería, mis miedos y mi cabeza. Me jode verla con él y lo pago con ella y no debería hacerlo. Soy un egoísta, lo sé. Y soy tonto, tonto por tener esperanzas, por soñar en cosas imposible, por imaginar mi futuro con ella y todo son mentiras. Nada es real ni lo será, solo son mentiras en las que intento creer para no caer, pero sé que son mentiras. Y como he dicho muchas veces, a un tonto no le quiere nadie, y a un borde menos. 

domingo, 15 de junio de 2014

Imaginación, sueños, mentiras.

Imaginación. Al cabo del día imagino millones de cosas. Me gusta, me gusta imaginar. Imaginando puedo ver cosas que sucederían si fuera diferente, si actuara diferente, si hiciese unas cosas en vez de otras, si hiciera lo que pensara y no lo hago por miedo. Mi va es completamente diferente en mi imaginación, es como me gustaría que fuera. Pero como todo, también tienes sus cosas malas. A veces imagino cosas que quiero que sucedan, cosas que quiero con todas mis fuerzas, pero sé que nunca sucederán. Y me duele. Me duele mucho. Cuando me estoy duchando imagino y pienso en un montón de cosas, y a veces me torturo con ellos, con esos pensamientos, con esos sueños imposibles. Hoy… Hoy también he imaginado. Sonreía mientras lo hacía, hasta que me di cuenta que solo eran sueños, mentiras. Perdí esa sonrisa, esa sonrisa feliz que he mantenido todo el día gracias a ella. ¿Casualidad que también fue ella quien me la quitó? No, no fue ella, fue mi cabeza. Mi cabeza siempre ha sido lo que más he querido, mi cerebro… Siempre le he tenido aprecio. Creo que tiene envidia, por eso me hace eso. Envidia de que ahora lo que más quiero es a ella. La utiliza, la utiliza a ella en mi imaginación, me hace daño haciéndose pasar por ella, mi cabeza quiere que la odie. A veces lo consigue, otras hace que la quiera más aún. La semana pasada lo consiguió, consiguió que la odiara. Esa es la razón por la que estuve tan borde, tan borde con el mundo, con ella… Estaba enfadado con ella… No, en realidad estaba enfadado conmigo mismo y lo pagué con ella. Hoy en la ducha también estaba imaginando… Estábamos ella y yo, en su casa, sentados en su sofá viendo una peli… Algo muy típico con ella pero algo cambiaba, sucedía algo que me hacía feliz y me dolía a la vez. Algo de lo que no quiero hablar ahora, ni con nadie. Estaba feliz, soñaba, estaba con ella y solo con ella, algo que quiero desde hace mucho. Y entonces desperté. Desperté de ese sueño, de esa imagen grabada en mi cabeza. Volví a la realidad, esa realidad en la que ella y yo no estamos juntos. Duele. Duele mucho. Toda mi vida he admirado mi inteligencia y mucha gente sentía envidia de ella pero ahora me he dado cuenta de algo, que soy tonto. Y nadie quiere a un tonto.

sábado, 14 de junio de 2014

Ardo, muero.

Los rayos de sol se clavan en mi piel con fuerza. Camino descalzo por la arena. Dunas y más dunas, no veo nada más. El sol calienta mi cabeza con fuerza hasta el punto de arder. Mis pies llenos de heridas por caminar descalzo. Mi boca reseca, no bebo agua desde que llegué aquí, desde que desperté aquí misteriosamente. Mi barriga rugue con fuerza, tengo mucha hambre. Llevo dos días caminando, sin rumbo. Me siento perdido en este desierto sin fin. Este desierto que me arranca la fuerza, que me quema, que me destruye. Camino recto con la esperanza de salir de él, pero no le veo final. Camine lo que camine parece que esté siempre en el mismo punto, en el punto de partida. Parece que no avance, parece que cada vez este más lejos de salir, de llegar a la meta. Mis pies no pueden continuar, pierden las fuerzas y poco a poco se duermen. Caigo al suelo y la arena golpea mi cara, se introduce por toda mi ropa y se engancha a mi piel. Escupo, ha entrado arena en mi boca. Intento levantarme pero mis brazos tampoco pueden más, no se mueven, no reaccionan. Mi cuerpo ya no me hace caso, ya no lo controlo yo. No puedo levantarme, cada parte de mi cuerpo ha muerto poco a poco. Solo queda mi mente, esa mente que me tortura cuando quiere y como quiere. Ya no me puedo fiar de nadie, ni de mi mismo. Con todas mis fuerzas me levanto y ando, despacio pero ando. Le sonrió al sol, a la arena, al sufrimiento. Les duele. Continúo andando como puedo. Arrastro los pies por la arena ardiente, no chillan porque no pueden sino ya lo hubiesen hecho. Me seco el sudor de la cara con las manos pero es imposible quitarlo, no paro de sudar. No hay ninguna nube que tape el sol, los rayos llegan directos a mi cuerpo. Mi piel está roja, más roja que nunca. Me arde todo. Mis piernas fallan y caigo al suelo. No voy a levantarme, lo sé. Mi cuerpo está muriendo poco a poco y ya no quiere continuar, quiere descansar, quiere morir en paz. De mis ojos salen lágrimas, nunca habían salido tantas. Recorren toda mi cara y después caen en la arena. Puedo ver la mancha hecha por mis lágrimas en el suelo. Lágrima tras lágrima se moja la arena más y más, lloro hasta que mis ojos no pueden más, hasta que rojos por todo mi dolor se han resecado por completo. Pasa el tiempo y mi cuerpo no puede moverse, no puedo mover ni un simple dedo. Sólo espero que alguien venga, alguien venga a salvarme… Pero es imposible, nadie me va a salvar. Nadie va a encontrarme en este desierto infinito. Dejo que poco a poco mi cuerpo muera y cierro los ojos, no puedo mantener ni los párpados abiertos. Solo vive mi mente, mi mejor amiga y a la vez mi peor enemigo.  Mi mente solo espera que alguien la salve, que alguien la haga volver a la normalidad. Pero eso no sucederá, nada volverá a ser lo mismo.

jueves, 12 de junio de 2014

Quiero...

Siempre he tenido mi mente organizada, con todas mis prioridades en orden, con un puesto asegurado imposible de cambiar. ¿Y si todos mis esquemas se hubiesen roto? Lo han hecho, ya no tengo claras mis prioridades, ni lo que quiero, ni lo que sé, ni lo que quiero saber. ¿Y si ya no quisiera saber nada más? Solo quiero irme, lejos, muy lejos. Desaparecer. Desaparecer de este barrio, de este país, de toda la gente. Quiero vivir tranquilo. Aún así mi prioridad son los estudios, eso me impide fugarme. Bueno, eso y la edad y el dinero. Por no decir que no quiero dejar a mi familia atrás. ¿Los amigos? Creo que ya lo he dicho, no sé ni lo que quiero ya. La verdad, necesito tranquilidad. Solo me queda una semana para ello. Cuando empiecen las vacaciones todo será dormir, leer y ver películas. Cada año me decía a mí mismo, este verano quedaré con gente y no me quedaré en mi casa como un antisocial. Nunca lo hacía y me molestaba. Ahora lo que quiero es todo lo contrario, no quiero ni salir de mi casa. Quiero soledad, un sofá para mí solo i millones de libros i películas. ¿Ver películas con ella? Creo que ya he respondido esto antes, no sé ni lo que quiero. Siempre he odiado a muerte mi apartamento, no quería ir nunca. No quería ir porque allí no hay nadie, estoy sólo. Ahora lo que más deseo es irme al apartamento ya. No quiero verle la cara a nadie durante un tiempo. Quiero reflexionar tranquilo. Quiero tumbarme en el césped mojado y que el sol toque mi piel dejándola roja, como siempre, mientras tengo un libro en mis manos y lo leo. Quiero saltar en la piscina de cabeza y no salir nunca de ella. Quiero ir a la playa y notar como las olas chocan contra mi cuerpo con fuerza, pero a la vez con suavidad. Quiero sentarme enfrente del mar y mirar el horizonte. Quiero notar las piedras debajo de mis pies en la playa. Quiero ponerme las gafas de sol, hacerme un hueco entre las piedras y tumbarme mientras escucho música. Quiero que mi piel blanca pase a ser roja y más tarde marrón, morena, quiero que sea de ese color que tanto me encanta en mi piel. Quiero correr por las calas con el sol ocultándose detrás del horizonte, con la brisa tocando mi piel y luego darme un buen baño de noche tranquilamente. Quiero estar día y noche leyendo, hasta las cinco de la mañana como suelo hacer en época de fiesta, y acabarme el libro en dos días. Quiero ver millones de películas tumbado en ese césped, ahora ya seco porque le ha dado el sol todo el día, y en mi cama. Quiero viajar a sitios pero eso ya lo tengo descartado, mis padres no son fan de viajar, les gusta más ir al apartamento que ir a sitios que no conocen. Quiero hacer tantas cosas… No quiero parar ni un solo segundo de hacer lo que quiero. Estoy arto de tener que hacer lo que quieren los demás. Esta vez es mi turno, yo elijo que hago o que dejo de hacer. Quiero perderme.

martes, 10 de junio de 2014

Barrera.

Ando despacio. Todo está oscuro y no logro ver nada, es como si mis ojos estuviesen manchados en tinta, tinta permanente. Toda mi vida he tenido un velo que me impedía ver, ver la realidad, ver mi alrededor, verme. Pero logre quitarlo, logre eliminarlo, pero con ayuda. Ella lo logró, me hizo ver cosas que jamás había visto en mi vida, ella consiguió hacerme creer en algo, creer en ella. Ese velo me impedía ver cómo era ella de verdad, ella me quito ese velo, me lo mostró. Pero ahora en está oscuridad infinita siento que ha vuelto a caer ese velo, una barrera que me impide ver más allá. Continuo andando con tranquilidad, la tranquilidad es lo último que se debe perder. De repente choco contra algo, algo que no veo. Estiro las manos hacia adelante y vuelvo a tocar eso que me impide continuar, es una pared. Sigo andando pero con la mano pegada a la pared, quiero encontrar una salida, quiero saber que es lo que me encierra y sus puntos débiles. Siento que doy vueltas en círculos, no encuentro nada que me indique que es esa maldita pared y porque estoy yo dentro. Creo que he recorrido el mismo camino cinco veces. Paro y me siento apoyado contra esa pared, no sé que más hacer. Siento un golpe detrás de mí, en mi espalda, pero no me toca, no me golpea. Giro la cabeza y veo una figura, una figura no muy grande, bajita y delgada. Reconozco esa figura al instante, es ella. Me saluda con la mano, con esa sonrisa llena de alegría, con esos ojos que brillan como la luz de la luna y logran hipnotizarme, con su corta melena meneándose con el poco viento que recorre el lugar. Corro hacia ella pero me golpeo con esa pared, esa pared invisible que me tortura. Me mira y ríe, me relaja, me siento seguro con ella. Me dice algo pero no lo escucho, esa pared me lo impide. La miro a la boca e intento leer sus labios pero no lo logro, soy un negado para esas cosas. Si una vez pude quitar ese velo que me impedía ver sé que podré quitar este muro que me impide llegar a ella. La miro a los ojos. Es lo peor que podría a ver hecho. El corazón se me acelera, siento que en cualquier momento va a salir de mi cuerpo, se me corta la respiración, necesito más aire. Sube la temperatura, mi temperatura interior ha aumentado demasiado, más de lo que puedo resistir, y siento que en cualquier momento voy a arder. Me alejo poco a poco, me duele. Me voy al centro, al centro de esta maldita habitación que me encierra. Desde este punto no puedo verla, esté donde esté no la veo. Me siento en el suelo. La cabeza me va estallar, demasiados pensamientos de golpe en mi cabeza. Cierro los ojos y me agarro la cabeza, la mantengo con firmeza. No abro para nada los ojos, ya no quiero salir. En ese instante escucho una voz, una voz que me acaricia suavemente la piel y se introduce en mis oídos y en mi cabeza. Es su voz. ¿Cómo ha logrado hablarme? ¿Ha traspasado la barrera? No quiero saberlo, solo cierro los ojos con fuerza. Sus suaves manos entran en contacto con las mías. Un escalofrío recorre mi cuerpo. Poco a poco las mueve tranquilamente y me acaricia la cara con suavidad. Me besa la frente con firmeza, con suavidad, y luego mantiene su frente junto con la mía. No sé si abrir los ojos… Quiero correr, salir huyendo, separarme lo máximo posible. Pero otra parte de mi no quiere lo mismo. Mi otra parte quiere que estemos más juntos aún, que no se separe de mi por nada del mundo, que el tiempo se pare ahora mismo y estemos así hasta el fin de los días. Me levanto, me separo de ella y corro con todas mis fuerzas, creo que nunca he corrido así. Me golpeo con la pared con fuerza y caigo al suelo. Vuelvo a cerrar los ojos, no quiero pensar en nada. Quiero desaparecer. ¿Es todo un sueño? Me pellizco para comprobarlo pero no funciona. Un ruido atronador suena cerca de la pared. La pared se está moviendo, cada vez la habitación es más pequeña. Golpeo la pared con fuerzas, quiero huir, salir corriendo. “Lucha contra tus miedos, todo esto no es real”. Escucho esa frase en mi cabeza una y otra vez. ¿Qué debo hacer? Sé lo que tengo que hacer, tengo que luchar contra mi mente. Vuelvo al centro. Ahora es ella quien está sentada en el suelo, sus manos tapan su cara. ¿Soy yo el culpable? Sea lo que sea, sé lo que tengo que hacer. Sé cómo salir. Yo la he metido en esto, todo es mi culpa, yo no quería… Yo no quería que nadie entrara en mi cabeza. Desde pequeño la he mantenido cerrada, llenándola con los estudios y aficiones. Siempre he tenido una barrera que ha bloqueado todos mis pensamientos, mis sentimientos, mis ideas, todo protegido por esa barrera. Nadie podía entrar ni nada podía salir. Ella ha roto esa barrera y ahora la torturo con ello, y sé que no debo hacerlo. Mi mente está descontrolada, es ella quien la tortura, no yo. Pero es mi mente, es mi cabeza, yo la controlo. Después de que ella entrará esa barrera se cerró de nuevo, impidiéndola salir, impidiéndome salir. Hoy esa barrera se va a abrir, ahora soy yo quien decide cuándo debe abrirse o cerrarse, que entra o que sale, que pienso. La habitación es tan pequeña que estamos pegados, separados por un paso. Soy yo quien debe dar ese paso, es el momento. Doy el paso, la levanto, la miro y sonrío, como siempre. La abrazo, la abrazo con todas mis fuerzas. Ella lo necesitaba, se lo vi hace tiempo pero nunca lo hice. Yo también lo necesitaba pero nunca dije nada. Nunca hago lo que quiero, siempre me lo guardo todo, me aguanto. Es mi culpa que esa barrera se descontrolara, que entraran cosas y no saliese ninguna. Me lo guardé todo, todo para mí y me explotó en la cara. La barrera se dio cuenta de que ya no podía controlar ni mis pensamientos y aprovechó la oportunidad para hacer lo que ella quería. Perdí las fuerzas para mantener el equilibrio, me perdí en mi propia cabeza, en un pozo sin fondo. Es hora de que vuelva, tengo las fuerzas para hacerlo, ahora las tengo. Todos mis pensamientos se ordenan en mi cabeza, los controlo al fin. Sé cuando debo pensar en algo y cuando no, puedo hacerlo. Porque ahora mando yo. La barrera se rompe mientras mis brazos todavía rodean su cuerpo. La suelto, la dejo ir. Ella decide, puede huir o quedarse. Mientras, yo camino y me alejo. Debo reconstruir la barrera, pero esta vez decido yo quien o que puede entrar o salir, no mis pensamientos.

lunes, 9 de junio de 2014

Valor.

Valor. ¿Las cosas tienen valor? ¿Las personas tenemos algún valor? ¿Cuánto valgo yo? ¿Y tú? No, no tenemos. Nada tiene valor, nosotros se lo damos. Nosotros damos ese valor, ese aprecio a ciertas cosas pero para cada uno tiene un valor diferente. Cada uno tiene algo que es más preciado para él, algo más valioso, algo que él haría lo que fuera por tenerlo o por no perderlo. A veces le damos valor a cosas sin importancia y a otras más importantes no se lo damos. Sinceramente en mi vida hay bastantes cosas valiosas, muchas materiales y pocas personas. Pero, ¿sabes qué? No quiero más personas valiosas porque ya tengo de sobras. Prefiero tener poca gente y que les importe de verdad que tener a mucha gente y que la mitad no me valore. Este año me voy a separar de mucha gente valiosa para mí, se van, pero algo tengo claro, no me van a perder para nada del mundo, me van a tener que aguantar hasta el fin de los días. Sólo me quedo con una persona valiosa para mí, ella es la que más va a tener que aguantar pero no pasa nada, me ama. ¿Cuánto valor tienen para mí esas personas? Es muy sencillo. Sólo tienes que mirar hacia allí. ¿Qué ves? ¿De verdad no lo ves? Fíjate más. ¿Ves el horizonte? Vale, ahora gírate. ¿Lo ves? ¿Ves aquel otro horizonte? Yo sería capaz por ellas de ir hacia al horizonte, sin parar por ellas. ¿Sabes qué significa? Nunca pararía. El horizonte no tiene final, mires donde mires hay horizonte y es imposible llegar a él. Lucharé por ellas siempre. Ellas son yo. Sé lo que te preguntas ahora. Quieres saber cuánto valgo yo, ¿no? Creo que no me has entendido, creo que no te has enterado bien. Ellas son yo. Sin ellas mi valor sería nulo. ¿El valor de ellas? Su valor sobrepasa el horizonte, sobrepasa cualquier límite, sobrepasa lo imposible.

viernes, 6 de junio de 2014

Mi túnel sin salida, mi planeta perdido, ella.

Ando descalzo. Ando en mi mente. Bajo mis pies lo puedo ver todo, puedo ver todos esos recuerdos que jamás olvidaré. También puedo ver algo sobre mi cabeza pero no quiero mirar, sé lo que hay. Sobre ella se encuentran todos los malos momentos de mi vida, ordenados uno a uno. Todos esos recuerdos me llevan al mismo lugar, coja el camino que coja siempre llego al mismo lugar. Dicen que todos los caminos llevan a Roma, ¿no? Pues en mi caso no, en mi caso todos mis recuerdos, mis miedos, mis malos momentos, mis sueños, mis caminos, todo, absolutamente todo me lleva a ella. No sé como lo hago pero siempre acabo pensando en ella. Sí, al final llegó el momento en el que ella se enteró de todo. La verdad, creo que no era ni el momento ni la manera pero el destino ha querido que sea así. En ese instante me quede tranquilo, estaba arto, arto de todo. Pero me he dado cuenta de que ha sido peor de lo que creía. Yo creía que ya estaba concienciado, que estaba preparado para la respuesta, preparado para lo peor. Lo creía pero no es así. Desde que ella lo sabe no paro de pensar, no paro de pensar en ella. Tengo millones de preguntas sin respuesta, millones de dudas, millones de pensamientos que me estrangulan, que me asfixian. Quiero saberlo todo y eso es imposible. Quiero saber que piensa, que piensa de mí, quien es en realidad, quien soy yo. Cuando la miro me pierdo en sus ojos verdes, en un túnel negro sin fondo lleno de mis sentimientos, de todos mis sentimientos confusos. Un túnel que por más que ando no tiene final i en las paredes solo está ella i todas esas preguntas que me envuelven escritas una por una en blanco en las paredes negras. Dicen que todo túnel oscuro tiene luz al final, ¿no? Mi túnel no lo tiene, mi luz es ella y no la tengo. Estoy perdido en un túnel oscuro lleno de preguntas sin respuesta que me torturan día a día, sin ella y sin luz para poder salir de ese maldito túnel. Una guerra ha empezado en mi interior, una guerra entre mi cerebro y mi corazón. Mi cerebro me dice que me olvide, que me aleje, que vuelva a ser yo y mi corazón me dice que lo intente, que luche, que no me rinda, que siga siendo yo, porque sin ella no soy nada ni soy nadie. No sé qué hacer. A veces mi odio, mi rabia, mi dolor se ponen de parte de mi cerebro y otras veces todo el amor, su mirada, nuestras conversaciones, ella se ponen de parte de mi corazón. ¿Y yo? ¿De qué parte me pongo? A veces quiero olvidarla, otras quiero quererla con todas mis fuerzas. La quiero con todas mis fuerzas y sí, lo juro por Snoopy, los Lunies, Barrio Sésamo, los Teletubies y todo lo que haga falta. Porque yo tengo algo claro, sólo tengo eso claro y es que te quiero con todas mis fuerzas, que te quiero más que a nada en el mundo y que te quiero como no he querido nunca. Porque sus ojos verdes me enamoraron desde la primera vez que los mire seriamente, desde que los mire de verdad, desde que la conozco como eres realmente y a través de ellos puedo ver su interior más profundo, ese interior que tanto me gusta. Su pelo corto me encanta, me dan ganas de tocarlo aunque ella no me deje. Su sonrisa me encanta, porque cuando sonríe, sonríe de verdad. Todas y cada una de las cosas que tiene ella me encantan. Incluso hasta su gran pesimismo me enamora, aunque quiero que lo cambie. Y yo… Yo sólo soy una persona más en este mundo, perdido en otro mundo que ni yo ni nadie conoce.

PD: T’estimu més que a res d’aquest món i ningú estima tant com jo.

Carta a un maltractador

Aquella por insuportable que recórrer per el teu cos, aquella desconfiança que tens, tots aquells pensaments negatius, aquells pensaments que et causa aquella por que no et pots treure del cap... De veritat que creus que tot això és més fort que l’amor que sents per ella? O es que no l’estimes de veritat? Saps que mai aconseguiràs que ella continuï al teu costat si la tractes d’aquesta manera? Ella encara segueix amb tu perquè t’estima massa per donar-se compte però el dia en que ella es doni compte de que estar amb tu no val la pena et deixarà anar, et deixarà sol. Ho has sentit bé? Sí, et deixarà sol, aquell sentiment al que li tens tanta por, aquesta paraula que no et deixa dormir per les nits tranquil. Un dia d’aquets quan tornis a casa no hi haurà res d’ella, cap rastre que indiqui on ha anat, semblarà que ella mai ha estat allà, al teu costat, que mai ha existit. Que sents al escoltar totes aquestes paraules? Sents dolor? Aquest dolor que sents ara és el que ella sent cada cop que l’insultes, la pegues o la deixes feta pols fent-la sentir inferior a tu. Saps quin és el problema? Que saps que no es inferior a tu, que es molt més forta que tu, que ella no sent por a quedar-se sola y tu si. Ella pot viure tranquil·lament sola, y tu? Pots? Si ella et deixa per la teva culpa, per tot allò que li fas cada nit quan arribes a casa després de treballar, tu podries viure sol? Podries viure sense ella? Jo ja tinc respostes per totes aquestes preguntes però vull que les pensis tu sol. Pots pensar tu sol o també li tens por a fer-ho sol? Tota aquella por, aquell odi i aquella ràbia que et surt en aquells moment per què ho pagues amb ella? Ella que t’estima amb totes les seves forces, més que a res en el món i tu ho pagues contra ella. Hi ha milions de sortides més abans de arribar a les mans, mai s’ha d’arribar a les mans. Des de que ho vas fer la primera vegada no has pogut parar veritat? Per què no et pegues a tu mateix? Saps que se sent quan et peguen? Ho has sentit algun cop en la teva vida? Jo crec que no. Saps que se sent quan t’insulten dia a dia sense parar? Saps que se sent quan et fan creure que ets inferior, que no vals res? No, no ho saps. No saps res, no saps res de tot el que es pateix. Tu només ets una persona més que viu millor que ningú. Saps per què vius millor que ningú? Perquè la tens a ella. La tens al teu costat i tu no la valores. Saps qui et neteja la roba o et preparà el sopar? Ella ho fa tot, i com s’ho pagues tu? Pegant-la, insultant-la. Creus que això és normal? No, no ho és ja t’ho dic jo. Ella ho fa tot per tu i tu no fas res per ella. Poc a poc la estàs perdent, et quedes sense ella. Que se sent al saber tot això? Explica’m, que sents en aquest moment? Se que no t’agradat escoltar tot això però és la realitat. Creus que a ella li agrada escoltar tot el que li dius aquelles nits? Totes aquelles nits insultant-la i tu no por suportar unes petites paraules que t’escric? Saps que? No ets fort, ets la persona més dèbil que he vist en tota la meva vida, ets la persona més indefensa de tot el món. Sí, ets tot allò que li fas sentir a ella. Tot allò s’ho fas sentir per tu deixar-te de sentir així però jo se que no ho aconsegueixes, que no aconsegueixes res, només perdre-la. Que se sent al fer una cosa i rebre tot el contrari del que esperaves? Saps que? A ella l’has perdut fa molt temps, t’ha deixat d’estimar, només espera el moment per anar-se’n però encara no està preparada però aquest moment s’està apropant i quant més passa el temps menys la tens. Estàs sol. Només tu, la teva por, el teu odi i la teva inseguretat. Que faràs ara? Ara sentiràs tot el que ella ha sentit, tota aquella soledat. Ara tot tornarà a tu en contra teva. Ara et trobes tu sol en un túnel sense fons ple de la teva inseguretat, desconfiança, odi, ràbia i sobretot ple de la teva por. Podràs aguantar-ho com ella ho va fer?

Recomendaciones varias.

Primero de todo disculparme por haber estado unos días ausente, he estado muy ocupado con exámenes y cosas varias y no he tenido tiempo para nada. Segundo, antes de colgar un texto que llevo pensando estos días quería decir que antes de ese colgaré uno que hice en catalán el otro día para el colegio. Finalmente vengo para recomendaros unos blogs:
http://loquepiensaunachicanormal.blogspot.com.es/
http://besitosdechocolateblog.blogspot.com.es/
http://welcomettowonderland.blogspot.com.es/
Desde mi punto de vista escriben genial, me encanta como lo hacen y como se expresan en sus textos. No sólo me encantan sus textos sinó que también me encantan las personas que hay detrás de ellos, quienes escriben, quienes son. No puedo definir lo que son para mí porque no hay suficientes palabras en el mundo que me ayuden a expresarlo. Yo creo que os gustará como escriben. Quien escribe el último blog no suele colgar mucho pero quizás cuando paseis teneis la suerte verlo.

domingo, 1 de junio de 2014

Lluvia.

Miro por la ventana. Parece que llueve. Pequeñas gotas golpean mi ventana con fuerza, desatándola con todo su potencial. Parecen furiosas, rabiosas. Se ve el odio en ellas desde la distancia. Una a una caen contra el suelo, contra mi venta y contra todo lo que encuentran a su paso. Están furiosas con todo y desatan su odio contra todos sin disimular nada. Cada vez son más gotas furiosas las que se dirigen a mí pero ese cristal nos separa y ellas se estampan contra él. Nada logrará que ellas lleguen hasta mí pero no paran, no se rinden, siguen adelante. ¿Seré yo su meta? Sí, yo lo soy y ese cristal es su obstáculo. Abro la ventana con todas mis fuerzas. Las gotas corren hacía mí. Espero que me golpeen una a una, sin miramientos. Siento como penetran en mi ropa y rozan mi piel. Ninguna para. Con todo su odio me golpean y cuando ya están encima de piel la acarician con suavidad, alegres de a ver conseguido llegar a su meta. Mi ropa ahora está húmeda y mi piel mojada brilla por el reflejo que crean las gotas con la luz blanca que crea mi lámpara. En el suelo hay un pequeño charco de las gotas que han ido cayendo después de golpear contra mi cuerpo. Me puedo ver reflejado en él. Me veo como soy realmente no como aparento y me gusta. Corro y abro la puerta de la calle. Salgo por ella y me coloco en medio de toda la calle y dejo que todas las gotas me golpeen sin miramientos. La calle está vacía, sólo yo y las gotas. Por fin soy yo. Corro por la calle, salto y grito con todas mis fuerzas. Hago lo que quiero y nadie me echa nada en cara, se queja o me mira mal. Soy yo con todas mis virtudes y mis defectos. Sin nadie que pueda criticarlos o cuestionarlos. Poco a poco las gotas pierden esa rabia, ese odio con el que me golpeaban con fuerza hace un instante. Su meta soy yo y la han conseguido, no tienen porque luchar más, no hay obstáculo que las detenga. Las gotas se han calmado, ya han gastado toda su rabia contra mí. Ya no tienen porque luchar, han logrado su meta y ahora intentarán buscar otra pero mientras están calmadas. Gracias a ellas he logrado quitarme esa máscara que me tapaba la cara, esa máscara que no me dejaba ser yo. Miro otro charco para comprobarlo y asegurarme y no la tengo, soy yo. El antiguo yo se ha ido, al fin soy quien quiero ser. Poco a poco el número de gotas se reduce, desaparecen poco a poco. Está parando de llover. No puede ser. ¿Por qué? No quiero que se vayan, no quiero que vuelva mi máscara. No hay nada que pueda hacer, poco a poco caen menos gotas y finalmente cae la última sobre mí. Caigo de rodillas al suelo y me tapo la cara. ¿Seré mi antiguo yo otra vez? ¿Ha vuelto la máscara? No me atrevo a mirarme. Me levanto y corro hacia casa, no quiero verme en ningún charco o espejo. No quiero ver mi reflejo. Entro y cierro la puerta con fuerza. Me acerco a la ventana y la cierro. En ese instante me doy cuenta de que el suelo está más mojado que antes, el charco es más grande. Veo mi reflejo, lo veo. Caigo de rodillas y miro otra vez para asegurarme. En el reflejo mi cara está cubierta por esa máscara, esa máscara infernal que no me deja ser yo. Una gota más aparece pero esta vez no proviene del cielo ni delas nubes sino de mis ojos.

Nuestros miedos, mis miedos.

¿Por qué sentimos miedo? A veces pienso que si no tuviésemos miedo todo sería más fácil. Inseguridades, vergüenza, nervios, desconfianza… Todo es lo mismo, todo lo causa el miedo. El miedo a fallar, el miedo a hacer algo que no queremos que pase. Todos tenemos miedo y es imposible que alguien no sienta miedo a algo. ¿Mi mayor miedo? Mi mayor miedo es quedarme solo, que un día no tenga nadie con quien hablar, quedar o hacer algo. No es el único miedo que tengo, otro miedo que tengo es que la gente cuente mis cosas, esa es la razón por la que soy muy desconfiado. Yo no he sido siempre tan desconfiado pero mis vivencias me han llevado a ser más de lo que era antes. Hay millones de miedos. Todos viviríamos mejor sin tener esos miedos ni nada que los pudiera causar. No tendríamos miedo a decir te quiero, ni miedo a la muerte, ni miedo a ser engañado o incluso no tendríamos miedo a cosas tan simples como las arañas. Si no tuviésemos miedo a la muerte nos atreveríamos a hacer muchas más cosas de las que ahora no somos capaces de hacer algunos. Si no tuviésemos miedo a decir te quiero quizás ya tendría pareja, quizás. Porque otro miedo que tengo es mostrar mis sentimientos, no me gusta que la gente los conozca porque pueden jugar con ellos, utilizarlos como quieran, incluso en contra mía. Quizás esa también es alguna de las razones por la que soy desconfiado. Me encantaría mostrar mis sentimientos a la gente que tengo a mí alrededor, a mis amigos de toda la vida, pero no puedo, lo intento pero no puedo. Si no tuviese miedo a mostrar mis sentimientos daría más abrazos, o daría abrazos porque no le doy a nadie o besos. Pero no, me aguanto las ganas, me las trago y me tengo que joder, por el simple hecho de que tengo miedo de hacerlo y me duele no poder hacerlo. Me duele mucho. Porque cuando ella me mira con esos ojos preciosos o cuando estamos solos o simplemente está cerca mío me dan muchas ganas de hacerlo. Pero no puedo, no puedo aunque tenga muchas ganas. De todas maneras es mejor que no lo haga. O a lo mejor pienso esto porque tengo ese miedo que me hace pensar esto para que ni siquiera lo intente, para darme una razón por la que no hacerlo. Ella ya “tiene” a otro, yo sobro. Quizás este pensamiento también es causado por ese miedo o quizás no y es la realidad, pero no puedo saberlo. De todas maneras, sea lo que sea, sé que no lo voy a hacer. El miedo me apodera y me odio por ello, porque sé que soy más fuerte que ese miedo pero no quiero serlo. 

martes, 27 de mayo de 2014

Caminos.

Por favor, sal ya de mi cabeza. Déjame tranquilo. Quiero estar sólo y no lo consigo si estás tú todo el rato en mi cabeza. No me dejas concentrarme, no me dejas pensar, no me dejas estudiar. Por favor desaparece. Estoy arto. Solo quiero huir, no hablar con nadie ni ver a nadie. ¿Tan difícil es de entender? Quiero olvidarte y no puedo. No puedo parar de hablar contigo, ni de mirarte, ni de nada. Contigo soy incapaz de hacer cualquier cosa. Me odio por ello. Ella no puede parar de pensar en él y yo no puedo parar de pensar en ella, ese pensamiento me tortura momento por momento. Cada vez duele más y la herida crece. Yo soy feliz por naturaleza y todo esto está consiguiendo que ahora solo lo sea con una máscara. No sé si me duele más que tenga que fingir ser feliz o que nadie sé de cuenta de que solo estoy fingiendo. Solo consigo ser feliz ciertos momentos, cuando me olvido de ella. Hoy solo lo ha logrado una persona, una persona de la cual no he hablado antes en este blog. Creo que hoy he reído como nunca gracias a ella y eso me hace feliz. Me hace feliz pensar que si he logrado ser feliz un momento con el tiempo volverá a ser todo el tiempo. O eso espero. Esta persona me ha hecho reír por la tontería más grande del mundo pero lo ha conseguido y es lo que más me importa. Lo que más me duele es que el año que viene la dejaré de ver cada día. Seguíamos un camino juntos pero ahora cada uno ha ido por una bifurcación diferente. Pero tengo una cosa clara, no pienso perder el contacto con ella por nada del mundo. Ella quizás sea una de las más guapas de clase pero no es eso lo que me llama de ella la atención, sino que cuando la ves parece una persona muy fina, muy seria y en realidad no es así para nada, es alegre, divertida y incluso un poco loca. Es la persona más responsable y organizada que conozco en mi vida. En serio, no sé de dónde saca el tiempo cuando yo hago menos que ella y me dan ganas de tirarme por un puente. Solo decir por este blog que ella para mí es muy importante y darle las gracias por todo lo que ha hecho por mí al largo de estos cuatro años y que no la olvidaré nunca.

domingo, 25 de mayo de 2014

Recuerdos y maneras de ser.

Me encantan los niños. Me encanta jugar con ellos y volver a mi infancia. Aquella infancia en la que era libre, libre de estudios, libre de pensamientos, libre de todo. No tenía ninguna responsabilidad y me encantaba. Podía hacer lo que quisiera y nadie se quejaría, no como ahora. Hoy he estado con una niña pequeña preciosa que me ha traído la inspiración para este texto. Esta niña se llama Claudia, es rubia y tiene unos ojos azules grandes y preciosos. ¿Sabéis porque me ha inspirado? Porque todo lo que quería hacer, lo hacía, no se lo pensaba y me encanta. No como nosotros. ¿Cuándo empezamos a pensar lo que hacemos y dejar de hacer lo que pensamos por miedo? Porque es el miedo el que nos lo impide, ¿no? La verdad no sé si es el miedo o la vergüenza o el simple hecho de que le damos mil vueltas en la cabeza, quizás es todo o quizás no es nada. Quizás es que cuando crecemos vamos cambiando y nuestra manera de actuar es diferente. Claudia cada vez que quería hacer algo, lo hacía. No tenía miedo ni vergüenza ella solo lo hacía. No se lo pensaba ni una vez antes de hacerlo. Cuando me veía sentado venía corriendo y se sentaba encima de mí, sin pensar ni preguntar, solo lo hacía porque le apetecía y ya está, no hay más. ¿Por qué nosotros no hacemos lo mismo? Si nadie tuviese miedo o vergüenza ya habría millones de cosas que habríamos hecho sin dudarlo y no las hicimos en su momento. La verdad, conozco a alguien que hace algo parecido sin ser una niña pequeña, alguien que hace las cosas cuando a ella le apetece o tiene ganas de hacerlas, y la envidio por ello porque me encanta que sea así y a mí a también me gustaría ser de esa manera. Claudia ha conseguido enamorarme en una tarde solo por ser de esa manera y me ha hecho recordar cómo era yo de pequeño, era igual. Con el tiempo he dejado de ser de esa forma y me odio por ello, pero la vida es así. No siempre se puede tener o hacer lo que quieres.

sábado, 24 de mayo de 2014

Libros, vidas, sueños.

Tic, tac, tic, tac. Solo suena aquel reloj ruidoso en mi habitación. El silencio invade la habitación y la soledad se puede ver reflejada en ella. Solo yo, un libro y ese incesante ruido que resuena por toda la habitación. ¿Qué si estoy sólo? Yo nunca estoy sólo, ellos están conmigo. Cada uno de los personajes del libro son mis amigos, mis compañeros, mi vida. Cuando leo un libro es como si tuviese una vida nueva, la vida de otra persona a la cual le pasan cosas fantásticas. Yo dejo de ser yo para ser otro. Y me encanta. Viajo a millones de lugares diferentes, vivo muchas vidas diferentes y conozco a millones de personas y todo eso leyendo un libro. Cada una de las palabras, de las frases, de los capítulos, son mi vida. A medida que transcurre la historia empiezo a tener sentimientos, los sentimientos que tendría el personaje si existiera, los sentimientos que refleja el libro. Empiezo a sentir el amor del personaje con su enamorada, la lealtad entre sus compañeros y él, la adrenalina que él siente en los momentos peligrosos, la tristeza y la desesperación en los momentos más complicados, las alegrías después de lograr algo. Todos y cada uno de los sentimientos. Me encanta. Todas esas son las razones por las que leer me apasiona, me fascina. Porque leer es mi vida. Y todas esas son las razones por las que quiero escribir un libro, porque esta vez quiero ser yo el que cree esos sentimientos, el que cree una vida nueva, nuevos compañeros, enemigos y nuevas aventuras. Porque ahora soy yo el que tiene que hacer sentir todo eso a los demás, que los demás vean y sientan lo mismo que yo cuando leo un libro, pero esta vez hecho por mí. Ese es mi sueño y yo lucho por ellos, hasta que los logro. Porque las personas debemos luchar por nuestros sueños hasta lograrlos, nunca retirarnos. Y cuando yo escriba mi primer libro, recordaré este blog, y como empecé y todo lo que siento cuando leo un libro. El día en que un libro no me proporcione todo esto, todo esto que me encanta, todo esto que necesito, dejaré de ser yo. Solo quedaríamos yo y el ruido incesante del reloj. Sólo, estaría sólo. Sólo con ese ruidoso sonido. Tic, tac, tic, tac…