lunes, 22 de diciembre de 2014

Billete sin destino, sin vuelta.

Un billete, un billete de ida pero no de vuelta, sin un destino fijo. Irme, quiero irme y no volver. ¿Sabéis lo que daría por ello? Todo, lo daría todo… Pero no tengo nada. No tengo nada que dar ni que ofrecer. ¿Irme es huir? ¿Huir es rendirme? ¿Rendirme es ser cobarde? No. Quizás irme si sea una manera de huir, huir de mi alrededor, pero que huya no significa que me rinda. Es más, empezar de cero no es cobarde, es valiente. No todos son capaces de empezar de cero, no todos se atreven a hacerlo. ¿No estáis cansados de vuestro alrededor? ¿No estáis cansados de hacer siempre lo mismo, de ver siempre lo mismo y de hacer lo mismo? ¿No estáis cansados de ser vosotros? Yo sí, estoy cansado. Quiero continuar pero no tengo suficiente fuerza para hacerlo. Tengo la sensación de que me muevo por inercia y no por mí mismo. Estoy cansado de intentar quedar bien con todos, de que todos tengan una buena imagen de mí, y que todo sea en vano. Estoy cansado de ser como los demás quieren que sea. ¿No deberían aceptarme tal y como soy y no querer cambiarme? ¿No se supone que los amigos se apoyan? No voy a cambiar. Soy un borde, asumidlo y punto. Estoy cansado de que día tras día se quejen de ello, de que intenten que cambie. No, me he rendido. Soy así, ¿qué queréis que le haga? ¿Me pego un tiro por borde? No, lo siento pero no. Un día me iré o huiré, como queráis llamarlo, y nadie más tendrá que soportarme. Me alejaré de todo y de todos, empezaré de cero y esta vez todo será mejor, lo tiene que ser.

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