Cae la arena. Granito a granito pasa
el tiempo. Horas, tardes, días mirando aquella pared, aquella pared verde
pistacho… Bueno, lo era, ahora tiene demasiada suciedad y destrozos. El tiempo
la ha afectado, igual que afecta a las personas. Espero que llegue un simple
mensaje que me diga: ¿Quieres que hagamos algo? Ese mensaje que nunca llega.
Sí, en esos instantes te das cuenta de que tu popularidad es muy elevada…
Vamos, que soy un antisocial. Esperas sentado, con el móvil al lado, mirando
esa pared sin nada que hacer. Tus ojos se cierran por el sueño y las lentillas
te torturan. Empiezo a ver borroso pero aguanto, aguanto con la esperanza de
creer que alguien me dirá algo. No llega ni uno, ni llegará, pero yo sigo
esperando. ¿Por qué sigo esperando? Está claro que nadie va a quedar conmigo,
la gente tiene mejores cosas que hacer. Creí que este verano sería diferente a los demás pero
está resultando peor que los anteriores. ¿Por qué razón sigo mirando esa pared?
Ah, lo recuerdo, no tengo nada mejor que hacer. El tiempo pasa mirando esa
pared. Dos horas, tres, no sé, he perdido la cuenta de tantas que llevo. Quiero
comer hasta reventar, hasta olvidarme mi gran popularidad, incluso hasta olvida
que existo… Pero no puedo, esos malditos aparatos torturan mi boca y me impiden
comer, duele demasiado. En mi cabeza recorren millones de pensamientos a la vez
y la colapsan, creo que explota al fin, pero no, solo crea un dolor permanente.
¿Más? ¿No tenía suficiente con los pensamientos que me torturan? Pues no, muy
majo mi cerebro. Sonará triste pero es lo más preciado que tengo y lo que más
valoro de mí. Estoy arto de estar deprimido y de mirar esta maldita pared, de
esta manera no consigo nada. Quizás debería hacerle caso a mi cerebro y de
retirarme de esta guerra, quizás ganó mi cerebro a mi corazón hace tiempo. Debo
olvidar, que fácil es decirlo… Es imposible hacerlo, lo he intentado como diez
veces al largo del día. Bonita la pared, sigue muy verde. Mi cabeza no para de
pensar, yo no paro de esperar, mi corazón no para de luchar… Y cuando me doy
cuenta toda la arena a caído. Se me ha acabado el tiempo y mi reloj de arena me
lo recuerda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario