sábado, 21 de junio de 2014

Mi laberinto, mi cabeza, mis miedos.

Siento que estoy cambiando y no me gusta. El miedo se apodera de mi cuerpo y me impide hacer lo que quiero, me impide ser yo. Pero no solo siento miedo, ahora ya sé que sentía ella cuando le veía con otra. Los celos recorren mi cuerpo y lo consumen poco a poco, lo queman y lo destruyen. Mi cerebro, los celos y mis miedos se han unido en contra de mí, ahora estoy solo. No tengo nada ni nadie que me pueda ayudar, solo lo puedo hacer yo pero no sé que tengo que hacer. Quiero perderme en una isla desierta, sólo con mis libros, películas, sitios que ver y una gran piscina. Me duele todo pero principalmente me duele ser yo. Quiero dejar de ser yo, no quiero ser ese chico que no hace lo que quiere por miedo, no quiero ser ese chico que no puede controlar su cabeza, no quiero ser ese chico al que sus miedo lo controlan, quiero ser el de antes… Quiero ser el de antes de enamorarme, cuando era seguro de mi mismo y mi cabeza estaba bajo control. Ella lo es todo pero… ¿Y si también es mi destrucción? No quiero saberlo. Solo sé que mi cabeza quiere que la olvide y no puedo. Cada día, cada vez que la miro, cada vez que veo un mensaje suyo, mi cabeza me pide que no le hable, que la deje ir. ¿Y si es lo correcto? A veces le hago caso a mi cabeza y decido alejarme de ella, ni la miro por miedo a perderme otra vez en esos ojos verdes impresionantes que me hipnotizan y no me dejan, no me dejan olvidar. Pero siempre fallo, siempre acabo hablándole de nuevo. La guerra dentro de mi cuerpo entre cerebro y corazón me está destruyendo, ya no sé ni que quiero, ni que soy. Llevo sólo desde que nací y continuaré sólo hasta que muera. Y pensar que mi mayor miedo es quedarme sólo… Nadie dijo que la vida fuera justa, fácil y bonita. Solo hay que luchar. ¿Y si ya no tuviese fuerzas? Todo dentro de mí se ha desmoronado. Siento que estoy en medio de un laberinto y tengo que encontrar la salida, pero cada camino trae una consecuencia y sólo una es buena. Estoy perdido en un bosque sin fin lleno de árboles y cada hoja de cada árbol es un recuerdo, un recuerdo bonito pero que duele. Sé que estoy muy borde con ella y quizás con todo el mundo. Quiero volver a como estábamos antes, a cuando hablábamos hasta las dos de la mañana, a cuando quedábamos para ver películas los dos solos, a cuando miraba el móvil todo el rato esperando que llegara un mensaje suyo… Ahora todo eso ha cambiado, ya no quedamos casi nunca y cada vez que le envío un mensaje estoy tenso. Nuestras conversaciones ahora son frías y se me hace pesado pero el único culpable de todo eso soy yo, mi bordería, mis miedos y mi cabeza. Me jode verla con él y lo pago con ella y no debería hacerlo. Soy un egoísta, lo sé. Y soy tonto, tonto por tener esperanzas, por soñar en cosas imposible, por imaginar mi futuro con ella y todo son mentiras. Nada es real ni lo será, solo son mentiras en las que intento creer para no caer, pero sé que son mentiras. Y como he dicho muchas veces, a un tonto no le quiere nadie, y a un borde menos. 

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