martes, 28 de octubre de 2014

Preguntas sin respuesta.

Corté el hilo. Sí, lo corté. Corté ese hilo que me atraía a ella como dos imanes se atraen. Lo corté, la olvidé, dejé de pensar en ella y de mirarla con los mismos ojos que antes. Sus ojos ya no me enamoraban, ni me hacían sacar una sonrisa tonta. Buscaba el olvido y lo logré, o eso creía. Lo creía, creía con todas mis fuerzas que la había olvidado, que su contacto ya no me ponía la piel de punta ni hacía que ardiera. Estaba seguro, seguro de que mi mente y mi cuerpo eran libres al fin. Pensaba que al fin mi mente y mi corazón se habían puesto de acuerdo y que mi mente había ganado. Pero era mentira. ¿Ese hilo que corté? Mentira, todo mentira. Solo me giré y lo ignoré, huí en contra dirección. Pero huir no cambia nada, el hilo seguía ahí, invisible para mi vista. ¿Cómo pude ser tan tonto? ¿Cómo lo pude creer? No sé si la quiero ni si estoy enamorado de ella, ni siquiera sé si me sigue gustando. Es todo tan confuso… Tengo tantas dudas, tantas preguntas en mi cabeza… Y no sé responder ninguna. Sabía que ese hilo estaba presente, pero lo ignoré. Notaba los celos recorriendo cada parte de mi cuerpo pero los ignoré, busqué una explicación lógica y me creí mi propia respuesta. Mi respuesta fue que me sentía solo, que mis viernes estaban vacíos o vacíos de ella y que la echaba de menos, igual que puedo echar de menos a cualquier amigo con el que no quedo hace tiempo. Y mis dudas aparecieron. Me hicieron pensar y fue lo peor. No quiero pensar en ella, ella ya no es nada para mí, solo una amiga, solo eso. Me centré y seguí pensando que la había olvidado. Es lo que siento, o lo que sentía porque ya no sé lo que siento. No sé si la quiero o si solo es el dolor de los recuerdos. Malditos recuerdos traicioneros. Dejé pasar el tiempo y pensé que todo había acabado, que tenía razón y solo fueron dudas puntuales, dudas que le sale a alguien en cualquier momento. Volví a ignorar el hilo, ese hilo que sigo sin saber si está o no unido a mí, pero más dudas llegaron. Me inundó de cariño  y me ahogué. Soy poco cariñoso y me estreso muy rápidamente si me dan demasiado. Me ponía de los nervios pero al rato me di cuenta de que lo echaba de menos, echaba de menos su cariño, su contacto. Esas dudas aparecieron, como monstruos que acechan en las sombras esperando el mejor momento para aparecer, y lo hicieron. Mi cuerpo pide su contacto y mi mente quiere alejarla, que ese contacto no exista. Mi cabeza está llena de preguntas y ninguna respuesta. No, no quiero preguntas ni respuestas, no quiero dudas ni aclaraciones, no quiero nada. NO LA QUIERO, ¿TE HA QUEDADO CLARO MENTE?

PD: Pequeños lectores, si hay alguno por ahí, siento no tener tanto tiempo para escribir pero bachillerato me roba mucho tiempo. Dicen que lo bueno se hace esperar, ¿no? Me gustaría que algún día os manifestarais, si hay alguien ahí, y me dierais vuestra opinión de mi blog.

No hay comentarios:

Publicar un comentario