Tic,
tac, tic, tac. Solo
suena aquel reloj ruidoso en mi habitación. El silencio invade la habitación y
la soledad se puede ver reflejada en ella. Solo yo, un libro y ese incesante
ruido que resuena por toda la habitación. ¿Qué si estoy sólo? Yo nunca estoy
sólo, ellos están conmigo. Cada uno de los personajes del libro son mis amigos,
mis compañeros, mi vida. Cuando leo un libro es como si tuviese una vida nueva,
la vida de otra persona a la cual le pasan cosas fantásticas. Yo dejo de ser yo
para ser otro. Y me encanta. Viajo a millones de lugares diferentes, vivo
muchas vidas diferentes y conozco a millones de personas y todo eso leyendo un
libro. Cada una de las palabras, de las frases, de los capítulos, son mi vida.
A medida que transcurre la historia empiezo a tener sentimientos, los
sentimientos que tendría el personaje si existiera, los sentimientos que
refleja el libro. Empiezo a sentir el amor del personaje con su enamorada, la
lealtad entre sus compañeros y él, la adrenalina que él siente en los momentos
peligrosos, la tristeza y la desesperación en los momentos más complicados, las
alegrías después de lograr algo. Todos y cada uno de los sentimientos. Me
encanta. Todas esas son las razones por las que leer me apasiona, me fascina.
Porque leer es mi vida. Y todas esas son las razones por las que quiero
escribir un libro, porque esta vez quiero ser yo el que cree esos sentimientos,
el que cree una vida nueva, nuevos compañeros, enemigos y nuevas aventuras. Porque
ahora soy yo el que tiene que hacer sentir todo eso a los demás, que los demás
vean y sientan lo mismo que yo cuando leo un libro, pero esta vez hecho por mí.
Ese es mi sueño y yo lucho por ellos, hasta que los logro. Porque las personas
debemos luchar por nuestros sueños hasta lograrlos, nunca retirarnos. Y cuando
yo escriba mi primer libro, recordaré este blog, y como empecé y todo lo que siento
cuando leo un libro. El día en que un libro no me proporcione todo esto, todo
esto que me encanta, todo esto que necesito, dejaré de ser yo. Solo quedaríamos
yo y el ruido incesante del reloj. Sólo, estaría sólo. Sólo con ese ruidoso
sonido. Tic, tac, tic, tac…
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