Imaginación. Al cabo del día imagino
millones de cosas. Me gusta, me gusta imaginar. Imaginando puedo ver cosas que sucederían
si fuera diferente, si actuara diferente, si hiciese unas cosas en vez de
otras, si hiciera lo que pensara y no lo hago por miedo. Mi va es completamente
diferente en mi imaginación, es como me gustaría que fuera. Pero como todo,
también tienes sus cosas malas. A veces imagino cosas que quiero que sucedan,
cosas que quiero con todas mis fuerzas, pero sé que nunca sucederán. Y me
duele. Me duele mucho. Cuando me estoy duchando imagino y pienso en un montón
de cosas, y a veces me torturo con ellos, con esos pensamientos, con esos
sueños imposibles. Hoy… Hoy también he imaginado. Sonreía mientras lo hacía,
hasta que me di cuenta que solo eran sueños, mentiras. Perdí esa sonrisa, esa
sonrisa feliz que he mantenido todo el día gracias a ella. ¿Casualidad que
también fue ella quien me la quitó? No, no fue ella, fue mi cabeza. Mi cabeza
siempre ha sido lo que más he querido, mi cerebro… Siempre le he tenido
aprecio. Creo que tiene envidia, por eso me hace eso. Envidia de que ahora lo
que más quiero es a ella. La utiliza, la utiliza a ella en mi imaginación, me
hace daño haciéndose pasar por ella, mi cabeza quiere que la odie. A veces lo
consigue, otras hace que la quiera más aún. La semana pasada lo consiguió,
consiguió que la odiara. Esa es la razón por la que estuve tan borde, tan borde
con el mundo, con ella… Estaba enfadado con ella… No, en realidad estaba enfadado
conmigo mismo y lo pagué con ella. Hoy en la ducha también estaba imaginando… Estábamos
ella y yo, en su casa, sentados en su sofá viendo una peli… Algo muy típico con
ella pero algo cambiaba, sucedía algo que me hacía feliz y me dolía a la vez.
Algo de lo que no quiero hablar ahora, ni con nadie. Estaba feliz, soñaba, estaba
con ella y solo con ella, algo que quiero desde hace mucho. Y entonces
desperté. Desperté de ese sueño, de esa imagen grabada en mi cabeza. Volví a la
realidad, esa realidad en la que ella y yo no estamos juntos. Duele. Duele
mucho. Toda mi vida he admirado mi inteligencia y mucha gente sentía envidia de
ella pero ahora me he dado cuenta de algo, que soy tonto. Y nadie quiere a un
tonto.
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