Al final del horizonte hay una
pequeña villa, una villa olvidada. Aquella pequeña villa, ahora abandonada, fue
durante mucho tiempo habitada por muchas personas y ahora… La soledad reina en
ella. Calles y calles vacías, llenas del silencio absoluto. El polvo se
amontona en los muebles de las casas, o de lo que alguna vez fueron casas. Coches
en las calles llevan sin ser movidos desde hace años. Restaurantes llenos de
sillas sin dueño, bebidas sin nadie de quien ser bebidas y de comida podrida. Cristales
hechos pedazos de lo que alguna vez fueron ventanas se encuentran en el suelo
de las calles. Un espejo en el suelo hecho añicos refleja la soledad de la
villa y no el reflejo de su antiguo dueño o de alguna persona, no lo refleja desde
hace años, desde que todo el mundo salió huyendo de ella. En aquella villa
reinaba la felicidad, la vida, la alegría, todos son bonitos recuerdos pero
ahora… Ahora reina la tristeza, la soledad, la amargura, la muerte. Esta villa
está llena de recuerdos olvidados, todos aquellos recuerdos que la gente no
quiere recordar o los que se han olvidado viven en esta villa, olvidada como
ellos. Todas las personas se fueron de la villa, se fueron a la ciudad en busca
de popularidad, de nuevas amistades, de fama. Se fueron huyendo de la soledad,
el más y temido miedo de las personas, se fueron buscando más amistades y dejaron
a la villa llena de su gran miedo, la soledad. Las personas somos así, hacemos
lo que no queremos para nosotros a los demás. Coches se acercan a ella y cuando
la villa vuelve a ver la luz al final del túnel, cuando ve un rayo de esperanza
de volver a ser lo que fue, el coche da la vuelta y se va. Era obvio. ¿Quién
quiere a lugares abandonados, a lugares tristes, a lugares destrozados? Nadie,
nadie quiere esos lugares. En un futuro, esa villa solo será ruinas. Llegará un
día en la que nadie la recuerde ni en sus más profundos recuerdos, ni siquiera
sus antiguos habitantes la recordarán. La villa, igual que nosotros, está
condenada al olvido, algo inevitable. Sólo se puede retrasar un tiempo lo irremediable
pero finalmente todo acaba siendo olvidado, hasta la persona más famosa de toda
la historia será olvidada. Y la villa no es la excepción, nunca hay excepciones
en el olvido. El olvido es un agujero negro, un pozo sin fondo, se traga a todo
y a todos, nadie se salvará de ello y como es obvio, yo tampoco soy la
excepción. Y cuando nosotros seamos olvidados, la villa guardará nuestro
recuerdo en sus grandes calles.
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