jueves, 30 de abril de 2015

Existencia en polvo.

Mi existencia es como el polvo, pequeñas partículas invisibles a los ojos del resto, incluso los míos, que buscan unirse para poder entenderse pero el propio soplo del viento los separa aún más. Quizás algún día la brisa del mar sople con el perfecto vaivén de las olas haciendo unir cada pequeño pedazo de mi ser. Quizás esta unión explique el por qué de mi existencia o quizás solo cree más dudas. Ahora mi cabeza es un caos, un cúmulo de pensamientos caóticos que se golpean entre ellos queriendo posicionarse en el puesto número uno del causante del dolor. Olvidan que el puesto número uno ya lo ocupo yo, o mi existencia. Quizás existir sea sinónimo de dolor, que anden cogidos de la mano como la vida y la muerte. Quizás solo soy una ofrenda de la vida para la muerte para demostrarle su verdadero amor con algo tan preciado como el dolor. Quizás solo soy el intermediario de estos dos amantes. Quizás lo seamos todos. ¿Algún día encontraremos sentido a nuestra existencia? Quizás miramos demasiado lejos, quizás solo tengamos que mirar las partículas de polvo vecinas. Deberíamos mirarlas, que vean que no son invisible… Que la brisa, el viento o la fuerza del mar nos una dejando de ser polvo para ser fuego. El fuego arde tanto como la presión de tus pupilas en mis ojos muertos. Quizás solo necesitemos esa presión, arder y ser vistos aunque eso lleve a ser consumidos. Quizás la propia luz que genere nuestra unión nos haga ver el camino que seguir, pero siempre cogidos de la mano como la vida y la muerte. Seremos amantes del fuego, ese fuego que derrita todo el hielo que cubre nuestros corazones buscando resguardarlo del frío que produce el propio existir. Quizás descubramos el por qué de nuestra existencia pero ya no importará, no importará porque nos tendremos el uno al otro. Y ya no importará porque lo importante no será el motivo de nuestra existencia sino el papel que le demos a ella, el papel que tomen nuestras vidas. Y quizás la unión de nuestro polvo sea pura casualidad pero será la casualidad más bonita jamás vista. Y quizás el viento azote el polvo con su fuerza, con su odio, arrasando cada pedazo de él, buscando nuestra derrota pero no nos rendiremos porque las esperanzas de dejar de ser polvo serán más fuertes que el propio dolor que cause. Y al final de la turbulenta noche brillaremos con la luz del amanecer dejando ver cada partícula de polvo como es en realidad. Y cuando el sol brille nosotros lo haremos con él, porque la tormenta habrá acabado y ahora soplará la brisa. Y esa brisa con olor a mar nos balanceará hasta el lugar indicado para unirnos con otra partícula que de sentido a nuestra existencia. Todavía no sé si te conozco, ni sé si el sol ha brillado ya y la brisa me ha balanceado hasta ti pero quizás tú seas la razón de mi propia existencia y ninguno de los dos lo sepa, quizás ni sepamos de nuestra propia existencia.

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