El tiempo
avanza implacable.
Me siento al
borde de la venta viendo como el tiempo infinito no para, viendo como la gente
avanza con él. El tiempo corre, empujando al resto a hacerlo. O corres con él o
caes, caes y te pierdes en su infinidad imposible de alcanzarlo. Caes y lo
único que logras ver es como el resto ha avanzado y tú has caído. Logras verlos
en el horizonte, deseando alcanzarlo pero por más que andas siguen estando ahí.
Corres, no te rindes, pero el horizonte ya es inalcanzable, nadie ha logrado
llegar a él y tú no eres nadie.
Me siento al
borde de la ventana pensando si avanzar o cortar mi tiempo, si saltar o correr
sin saber a dónde llegaré. ¿Mi tiempo ha acabado en el horizonte o todavía puedo
alcanzarlo? Quizás caí pero no me rendí, y aunque nunca logre alcanzarlo
seguiré corriendo, seguiré viviendo. Haré de mis cicatrices mi camino. Aunque
los pies me sangren no pararé. Aunque los ojos se sequen de las lágrimas perdidas
por las heridas seguiré. Aunque mi mente me torture recordando mi pérdida
seguiré luchando en esta batalla llamada vida. He perdido el primer asalto, pero
aún no está todo acabado. Quizás me he perdido yo por el camino pero las nuevas
cicatrices me han formado, han creado un nuevo yo. Me he perdido, pero ahora he
encontrado mi nuevo yo. No sé si es mejor, solo sé que voy a continuar y si me
pierdo caminando por mis cicatrices me encontraré en las nuevas que surjan.
Perdido, C.
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