Mi existencia es como el polvo,
pequeñas partículas invisibles a los ojos del resto, incluso los míos, que
buscan unirse para poder entenderse pero el propio soplo del viento los separa
aún más. Quizás algún día la brisa del mar sople con el perfecto vaivén de las
olas haciendo unir cada pequeño pedazo de mi ser. Quizás esta unión explique el
por qué de mi existencia o quizás solo cree más dudas. Ahora mi cabeza es un
caos, un cúmulo de pensamientos caóticos que se golpean entre ellos queriendo
posicionarse en el puesto número uno del causante del dolor. Olvidan que el
puesto número uno ya lo ocupo yo, o mi existencia. Quizás existir sea sinónimo
de dolor, que anden cogidos de la mano como la vida y la muerte. Quizás solo
soy una ofrenda de la vida para la muerte para demostrarle su verdadero amor
con algo tan preciado como el dolor. Quizás solo soy el intermediario de estos
dos amantes. Quizás lo seamos todos. ¿Algún día encontraremos sentido a nuestra
existencia? Quizás miramos demasiado lejos, quizás solo tengamos que mirar las
partículas de polvo vecinas. Deberíamos mirarlas, que vean que no son invisible…
Que la brisa, el viento o la fuerza del mar nos una dejando de ser polvo para
ser fuego. El fuego arde tanto como la presión de tus pupilas en mis ojos
muertos. Quizás solo necesitemos esa presión, arder y ser vistos aunque eso
lleve a ser consumidos. Quizás la propia luz que genere nuestra unión nos haga
ver el camino que seguir, pero siempre cogidos de la mano como la vida y la
muerte. Seremos amantes del fuego, ese fuego que derrita todo el hielo que
cubre nuestros corazones buscando resguardarlo del frío que produce el propio
existir. Quizás descubramos el por qué de nuestra existencia pero ya no
importará, no importará porque nos tendremos el uno al otro. Y ya no importará
porque lo importante no será el motivo de nuestra existencia sino el papel que
le demos a ella, el papel que tomen nuestras vidas. Y quizás la unión de
nuestro polvo sea pura casualidad pero será la casualidad más bonita jamás
vista. Y quizás el viento azote el polvo con su fuerza, con su odio, arrasando
cada pedazo de él, buscando nuestra derrota pero no nos rendiremos porque las
esperanzas de dejar de ser polvo serán más fuertes que el propio dolor que
cause. Y al final de la turbulenta noche brillaremos con la luz del amanecer
dejando ver cada partícula de polvo como es en realidad. Y cuando el sol brille
nosotros lo haremos con él, porque la tormenta habrá acabado y ahora soplará la
brisa. Y esa brisa con olor a mar nos balanceará hasta el lugar indicado para
unirnos con otra partícula que de sentido a nuestra existencia. Todavía no sé
si te conozco, ni sé si el sol ha brillado ya y la brisa me ha balanceado hasta
ti pero quizás tú seas la razón de mi propia existencia y ninguno de los dos lo
sepa, quizás ni sepamos de nuestra propia existencia.
Bienvenidos al destrozo, donde el hielo quema y el fuego consume. Cuidado, no te ahogues en mi propia oscuridad. Pequeña estrella, si lees esto, ilumina mi ser y destruye mis miedos.
jueves, 30 de abril de 2015
domingo, 26 de abril de 2015
VI - Mi destrozo.
Mi existencia,
Sinónimo de destrozo,
De supervivencia,
De ahogo.
La gente intenta sobrevivir al
destrozo,
Yo vivo de él,
De el dolor que produce,
Del ardor que causa el hielo.
Mis ruinas,
Creadas por tu amor,
Por el fuego que creabas,
Por el odio que mataba,
Por tus pupilas incandescentes
Clavándose en mis ojos,
Por tus caderas danzando al andar,
Por tu sonrisa,
Esa sonrisa que se clavaba en mis
ojos
Y quedaba grabada en mi mente
Como el fuego.
Dios, eras puro fuego,
Danzando con el vaivén del viento,
Arrasando tu alrededor,
Ondeando como las olas en invierno.
Como un niño pequeño me sentí atraído
por tu luz,
Como si fueras ese caramelo imposible
de alcanzar
Que lo quieres más que tu propio ser.
Y así fue,
Te quise más que mi propia existencia
Y me volví fuego
O hielo,
No recuerdo cuál de los dos
Quema más.
Me gustaría decirte que soy fuerte,
Que no me he rendido
Pero que estupidez sería mentirte,
Porque mis fuerzas he regalado.
No llores por mí cielo,
No lo merezco,
Brilla por mí
Y me harás feliz.
Te regalo mi luz,
Mi fuerza,
Mi ser,
Por ti.
Vive de mi destrozo
Que yo…
Lo haré del tuyo.
Recuerdo de lo perdido, C.
viernes, 17 de abril de 2015
V - Querido azar.
Querido
destino,
Todavía espero
el día
En que las
lagrimas de mis ojos
Sean de
felicidad.
Busco por
las calles
Ese recuerdo
perdido
De nuestro
último baile
Celebrando el
sueño logrado.
Qué
ironía la vida,
Que
los buenos momentos
Los
olvida,
Dejando
un destrozo.
Mis
fuerzas perdidas
Luchan
buscando mi ser,
Entregado
al azar,
Esperando
volver.
Era
tarde,
El azar
me había ganado
Como
el dolor al verte
Y no
poder correr.
El
propio destino,
En contra
de todo pronóstico,
Luchaba
contra el azar
Sin
dejarme volver a empezar.
Querido
azar,
Ganar
o perder
Me
dejé arriesgar
Para
solo perder.
Mi
roja sangre
Derramada
por ti,
Azar,
Como
si de fuego se tratase
Ardió
hirviendo mi corazón.
Querido
destino,
Querido
azar,
¿Qué
me queda
Si los
dos me habéis dejado marchar?
Recuerdo de lo perdido, C.
Mi luz es tu luz.
Oigo un susurro, proviene de tu
interior. ¿Son tus fantasmas? Quizás. ¿O son tus monstruos? Quizás. No conozco
tu interior, es un lugar extraño, tengo miedo de que la propia luz que
transmite me dañe. Espero que esa luz no te dañe a ti y la confundas con
oscuridad. ¿Eres una estrella? Quizás, solo ese brillo puede venir de una
estrella. Deseo que no se apague, sería capaz de arriesgar mi ser por esa luz.
Arriesgaría mi ser por tu vida. Ardería en el infierno por mantener ese brillo
incandescente, quemaría mi propio interior para alimentar esa luz que
desprendes. ¿No logras verla? Mira bien, está ahí, oculta entre tus miedos. ¿Me
preguntas por qué? Es obvio, los miedos tienen miedo de que esa luz los
destruya. Que irónico, ¿no? Los miedos teniendo miedo. ¿Ves de lo que eres
capaz? Has conseguido que tus propios temores te teman. Quizás las fuerzas te
flaqueen, que no puedas ofrecer suficiente combustible a tu interior para
alimentar esa luz, pero yo te ofrezco la mía. ¿Qué dónde está mi fuerza? No
existe pero por ti la generaba, por ti exprimía hasta la última gota de mí. Yo
no necesito mis fuerzas, no me he rendido pero he regalado mi vida al azar.
Realmente, tú eres el azar, no sé a quién estoy dando mis fuerzas pero quiero
hacerlo. ¿Has logrado ver tu luz? Es complicado verla cuando te ocultas en la
oscuridad, cuando te aferras a los miedos para no ser destruido. Cambia tu
punto de vista, utiliza mis ojos. Mi ser es tu ser, haz lo que quieras con él pero
utilízalo para tu bien. Si logras brillar más, más que el propio sol, me habrás
salvado. ¿Te preguntas por qué? Tienes una luz especial, cuando brillas tu
alrededor lo hace también. Quizás no estoy en tu alrededor físicamente pero
estoy en tu interior. Ver tu luz me proporciona las fuerzas suficientes para
seguir, para avanzar con el tiempo. Correré el riesgo de arder con tu luz, pero
vale la pena. Por tu bien arriesgaría mi bien, por tu felicidad viviría
sufriendo eternamente. Daría cualquier cosa por ti, incluso mi destrucción. No
me importa que mi inexistencia pueda ser un efecto colateral de tu felicidad,
de tu luz, de tu magia. ¿Te sorprendes? Tu propia luz es magia, todo tu ser es
magia, eres algo sobrenatural. No puedo dejar que una perfecta anomalía como tú
desaparezca de este mundo. Eres lo único que hace que este mundo valga la pena.
Eres un mundo que mantiene vivo a otro mundo. ¿Qué digo? No eres un mundo, eres
una galaxia entera. ¿Aceptas unirte a mi galaxia? Solo busco crear un universo
y tu luz es necesaria para su existencia. ¿Sin tu luz quién dará la energía
suficiente para crear el Big Bang que genere ese universo, para expandirlo? Por
favor, genera un universo conmigo en la infinidad de tus ojos brillantes por
tus galaxias. No importa si se vuelve tu universo si en ese universo no existe
la tristeza. Me conformo con visitarlo al mirar tus ojos, los únicos órganos
capaces de transmitir la verdad más oculta de tu ser. Si en ellos logro ver la
felicidad te puedo asegurar por lo que más quieras que mi cuerpo se inundará de
esa felicidad. Mi pequeña luz, sonríe siempre porque tu sonrisa es puro arte,
ese tipo de arte que te llega al corazón y te lo inunda de amor y felicidad.
Algún día, pequeña luz, llegarás a ser más grande que las estrellas. No te
rindas porque tu brillo vale oro y perderlo sería la destrucción de nuestro
mundo, no en el que vivimos sino el que formaremos en nuestros ojos.
PD: Este texto, la entrada número 50,
os la quiero dedicar a todos vosotros. Quiero que recordéis que todos tenemos
nuestra luz y no debemos dejarla apagarse. Puede que la oscuridad intente apagarla
pero sin luz no existe oscuridad y viceversa. Si algún día no lográis verla
quiero que leáis este texto y recordéis que está ahí dentro, oculta entre
vuestros miedos sobreviviendo como nosotros. Seré vuestra luz, igual que
vosotros sois la mía. Y sobre todo sonreíd, sed felices, vivid y disfrutad todo
lo que podáis. Lo creáis o no, os quiero.
Perdido, C.
sábado, 11 de abril de 2015
De mis cicatrices mi camino.
El tiempo
avanza implacable.
Me siento al
borde de la venta viendo como el tiempo infinito no para, viendo como la gente
avanza con él. El tiempo corre, empujando al resto a hacerlo. O corres con él o
caes, caes y te pierdes en su infinidad imposible de alcanzarlo. Caes y lo
único que logras ver es como el resto ha avanzado y tú has caído. Logras verlos
en el horizonte, deseando alcanzarlo pero por más que andas siguen estando ahí.
Corres, no te rindes, pero el horizonte ya es inalcanzable, nadie ha logrado
llegar a él y tú no eres nadie.
Me siento al
borde de la ventana pensando si avanzar o cortar mi tiempo, si saltar o correr
sin saber a dónde llegaré. ¿Mi tiempo ha acabado en el horizonte o todavía puedo
alcanzarlo? Quizás caí pero no me rendí, y aunque nunca logre alcanzarlo
seguiré corriendo, seguiré viviendo. Haré de mis cicatrices mi camino. Aunque
los pies me sangren no pararé. Aunque los ojos se sequen de las lágrimas perdidas
por las heridas seguiré. Aunque mi mente me torture recordando mi pérdida
seguiré luchando en esta batalla llamada vida. He perdido el primer asalto, pero
aún no está todo acabado. Quizás me he perdido yo por el camino pero las nuevas
cicatrices me han formado, han creado un nuevo yo. Me he perdido, pero ahora he
encontrado mi nuevo yo. No sé si es mejor, solo sé que voy a continuar y si me
pierdo caminando por mis cicatrices me encontraré en las nuevas que surjan.
Perdido, C.
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