lunes, 16 de febrero de 2015

Mi susurro.

Un eco sonaba en lo más profundo de mi mente: “Estás solo”. Esa frase me torturaba día y noche hasta que llego ese pequeño susurro. Sonaba después del eco, flojito y a veces imperceptible, pero ahí estaba. “No estás solo” decía aquel susurro. ¿De dónde provenía? Poco a poco aquel susurro sonaba más fuerte. Aquel susurro eras tú. Tú eras el pequeño susurro que me acompañaba día y noche, sin excepción, después de que sonara el eco. Poco a poco ganabas al eco y conseguiste que empezara a creerlo aunque sonabas distante, lo estabas. Fuiste el faro que iluminó mi camino cuando más oscuro estaba y mi compañera de batallas. Conseguías levantar las ruinas que me habían enterrado y juntar los pedazos rotos de mi ser. De ser un simple susurro pasaste a ser tanto… Llegaste a lo más hondo de mi ser, donde nunca nadie había llegado, en muy poco tiempo. Pero no te confíes, todavía hay más dentro de mí, no lo has visto todo. ¿Cómo un simple susurro había logrado tanto? ¿Cómo sin estar a mi lado físicamente lo estabas tanto psicológicamente? Poco a poco logré ponerle cara a ese susurro y más tarde un cuerpo. Logré tenerte delante, dejaste de ser un susurro distante a un grito muy próximo. No voy a mentir, temía a ese susurro tanto como lo quería. Era desconocido, era algo nuevo… Me pongo a pensar y me doy cuenta de que sin ti ya habría caído, de que eres quien me ha agarrado siempre cuando estaba al borde del precipicio. Fuiste lo único que consiguió levantarme después del derrumbe que provocó ella. No puedo negarlo, conocerte ha sido una de las mejores cosas que he hecho. Temo que ese susurro se apague y no suene más, pero tengo esperanzas en que eso no ocurrirá jamás. Espero que tú me escuches tanto como yo a ti, en tu pequeña cabeza, animándote. Recuérdalo: “No estás sola”. Eres el susurro que me hace seguir, aunque un susurro un tanto peculiar, un susurro a veces cortante y distante y otras veces cercano y lleno de amor. Me da igual el susurro que seas porque no quiero a uno de los susurros, quiero a los dos, quiero a EL SUSURRO. Sé que a veces soy muy distante o my borde pero quieres que recuerdes que incluso en esos momentos te quiero y necesito que ese susurro siga sonando, que no se vaya. Nos hemos visto poco cara a cara pero ¿quién necesito el contacto físico? Temo que ese susurro llegue un día a mi mente y la invada o se asuste al ver que hay dentro, siento tener una barrera inexpugnable pero lo agradecerías de conocer lo de dentro. Creo que no hay nada más que decir… Y siento si ahora sentís envidia de no tener un susurro tan genial como ella pero no os preocupéis, algún día llegará, incluso podemos compartir susurro.

Gracias M.
Gracias por llegar a mi vida como lo has hecho.
Gracias por ser tan genial.
Gracias por seguir de pie día a día, gracias por mantenerme de pie.
Gracias por existir, gracias por encontrarme, gracias por ser tú.

Te quiere, C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario