domingo, 25 de enero de 2015

Mi mundo.

Cierro los ojos. Ya no estoy aquí, me he ido lejos donde ni el dolor ni la tristeza existen. Me he ido a mi mundo, a mi mente. Me refugio en ella, donde todo puede ser posible. Aquí mando yo, aquí soy yo, aquí tengo la vida que sueño con tener. Sí, podría decirse que esto es un sueño, pero estoy despierto. La realidad es dañina pero ahora estoy en mi propia realidad donde todo puede ser, donde todo es como yo quiero que sea. Aquí puedo volar, puedo correr más rápido que la velocidad de la luz, tengo más fuerza que mil hombres juntos… Aquí todo es posible. Aquí decido lo que soy, decido como es mi entorno, lo decido todo y solo con un simple pensamiento. Lo imaginario y lo irreal es real aquí. Aquí puedo hacer magia, aquí existe hasta el ser más extraordinario que pueda existir en la historia. Aquí soy libre, puedo ir donde quiera y cuando quiera. Puedo disfrutar de la soledad y de la compañía. Puedo hacer cualquier cosa, aquí no hay nadie ni nada que me lo impida. Aquí siempre es vacaciones y las responsabilidades y obligaciones no existen. Aquí soy todo aquello que quiero ser  pero no puedo ser en la realidad. Aquí pierdo los miedos y las inseguridades  que me atormentan en la realidad. Aquí la felicidad es real y no es solo una utopía inalcanzable. En mi mente todo es tan real… Pero no lo es porque la verdadera realidad está cuando abres los ojos y te das cuenta de que nada de lo que has imaginado puede ser posible. En ese momento quieres volver cerrarlos y vivir por siempre en esa irrealidad, pero no se puede. La única manera de que algo así exista es escribirlo, plasmarlo en la hoja y dejar volar la imaginación pero después tendremos que despertar y seguir adelante.

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