Agua me cubre, me ahoga. No puedo
respirar, el aire no llega a mis pulmones. Mis ojos ven borroso, no veo más
allá de mí, más allá de lo que podría ser pero no soy. No puedo ver más allá de
la realidad que me ahoga con tu recuerdo. Puedo ver como la gente avanza más
allá de mi burbuja y yo me quedo atrás, solo. Veo como podría tener una vida fantástica
y no la tengo, puedo ver fuera de la burbuja el yo que quiero ser pero que no
logro alcanzar. Quiero salir de esta maldita burbuja pero no puedo, mis miedos
me lo impiden. Quiero ser ese que mi cabeza imagina, quiero tener esa vida y no
la mía. Mi propia cabeza me tortura, me obliga a mirar esas imágenes una y otra
vez por no ser como quiere que sea, como quiero ser. Duele más lo irreal que lo
existente, mi imaginación que la realidad, mi yo falso que yo mismo. Esa agua
que me ahoga no son más que mis miedos, mis inseguridades, mis recuerdos. Algo
destaca en esa agua pero lo ignoro, miro hacia otro lado. Incluso dentro de mi
propia burbuja que me ahoga soy un cobarde y no afronto mis temores. La palabra
que inunda mi cabeza es “Huir”. Siempre huyendo, siempre siendo un cobarde. Ya
no huyo por mí, por volver a vivir, ahora huyo por los demás, para dejar de
molestarles, por dejar de destrozarlo todo. Ellos necesitan más, algo que yo no
puedo dar. No soy suficiente. Huir sería un bien para todos, para mí y para mi
alrededor. La burbuja cada vez es más pequeña, me quiere aplastar, quiere verme
sufrir. Tu recuerdo se acerca a mí, quiero que se aleje, necesito que se aleje.
Lo he estado ignorando durante días, eso y tu ida. Quizás el que se fue fui yo
y no tú. Necesitaba hacerlo, me estabas consumiendo poco a poco. Tu recuerdo
sigue torturándome todas las noches, algunos días más que otros. A veces el
cansancio gana a tu recuerdo y otras veces mi propia cabeza le gana, algo que
hace unos meses no era capaz. Pensé que olvidarte sería más fácil, pensé que lo
había logrado… pero tus ojos me siguen enamorando día tras día. Supongo que
ahora entiendes porque evito tu mirada que me hace sonreír como un tonto pero
que agranda la grieta que me rompe y me destruye por dentro. A veces como un
tonto la busco en algún lugar… Alguna parte dentro de mí sigue teniendo
esperanzas. Tiene esperanzas de que tú te pierdas en el iris de mis ojos como
yo lo hice en los tuyos, esperanzas de que me saques de esta burbuja que me
ahoga cada vez un poco más pero que no me mata. Te quiero tanto… Que duele.
Pero a la vez te odio más que a nada en el mundo. Te odio con toda la fuerza de
mi corazón, o lo que queda de él. Te odio porque pensé que eras diferente pero
sigues siendo como los demás, sin ver lo que esconden mis ojos o ignorando lo
que hay en ellos. Te odio por dejarme solo. Te odio por no entender mis miedos,
por no entenderme a mí. Te odio por pensar más en ti que en mí cuando yo hago
todo lo contrario. El amor solo lleva al odio, un odio que te consume y te cambia,
y solo el propio amor es capaz de consumir todo ese odio de tu cuerpo. Mientras
seguiré esperando a ese amor que consuma al mío antes de que me consuma yo.
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